¿Vygotski se equivocó?: lo histórico social a punto de morir

 en Marco Antonio González

Marco Antonio González Villa*

Estamos, hablaré del caso de México ya que de otros países no tengo información suficiente, en uno de los momentos más complicados y difíciles en lo que a educación escolarizada se refiere, dados los enfoques pedagógicos y didácticos que suelen usarse como referentes y sustentos. Desde hace varias décadas, Lev Semionovich Vygotski ha sido uno de los teóricos que más se ha citado en los libros, siendo precisamente un referente obligado, pero suele ser abordado de forma parcializada, acotada, omitiendo información importante conveniente para algunas personas, pero, por estas condiciones, es incompleta y descontextualizada la manera en que se le emplea. De hecho, hay indicadores que lamentablemente nos hacen considerar que en poco tiempo dejará de ser nombrado en los modelos pedagógicos y didácticos contemporáneos; muchas de sus ideas, de un profundo y justificado valor pedagógico, han sido cuestionadas y minimizadas, sin un contraargumento válido: parece inevitable, tal vez estemos presenciando el punto final de la aplicación de su teoría. Si alguien no me cree, doy aquí unos ejemplos.
Las figuras parentales son, para el ruso, determinantes para el aprendizaje de los infantes, basta revisar la propia biografía de Vygotski y la de Piaget (o la de Freud o la de Erikson o la perspectiva de Freire, entre muchos otros teóricos), para tener claro que la cercanía afectiva y pedagógica de mamá y papá, algo que se está diluyendo poco a poco por la falta de responsabilidad, son un apoyo necesario para cada docente. Es una responsabilidad compartida, iniciada en casa. No es exclusiva ni una obligación en solitario de las escuelas.
El andamiaje, que permite que un o una estudiante puede pasar de la Zona de Desarrollo Real a la Zona de Desarrollo Potencial, precisa de una figura que sea validada como autoridad y de mayor conocimiento en el aula. Obviamente algunos pares pueden jugar esa función, pero si se considera al docente una figura presente, que tampoco se diluye.
Con relación a su Método Genético, cada vez se consideran menos tanto el elemento ontogenético como el histórico social, realizando correlaciones y comparativos, con otros países, entre estados, entre subsistemas, que resultan poco válidos o metodológicamente erróneos. Curiosamente se emplean exámenes para evaluar y comparar, instrumento que Vygotski no veía viable por sólo identificar la Zona de Desarrollo Real de un tiempo específico y no mirar la inalcanzable teleológica Zona de Desarrollo Potencial.
Y llegamos a mí parecer el punto más importante: para Vygotski el aprendizaje acelera el desarrollo, a mayor aprendizaje mayor desarrollo, por tanto, sin embargo, es preciso señalar que, para el teórico, ante la necesidad de lograr el desarrollo de cada estudiante el aprendizaje puede darse o generarse bajo presión. Se sigue el paradigma TRABAJO—TRANSFORMACIÓN—DESARROLLO, entendiendo por trabajo el esfuerzo físico o mental que realiza una persona por aprender, la transformación como la consolidación, el mejoramiento o perfeccionamiento de un conocimiento o habilidad, nos referimos a un evidente cambio cualitativo, y el desarrollo como la llegada a un siguiente nivel físico y/o psicológico resultado del esfuerzo realizado. En este paradigma están implícitos elementos como la disciplina, la voluntad de aprender, el trabajo continuo, pero también, como a referí, trabajar bajo presión algo que se hace impensable, incluso se considera agresivo, pero que en realidad prepara, como aprendizaje significativo, para la vida laboral futura, que siempre viene cargada de presión y de estrés.
Así que, creo que Vygotski morirá teórica y metodológicamente en poco tiempo y sólo será empleado como resultado de una lectura limitada o editada. Espero reconsideremos y lo leamos un poco más sus diferentes postulados, vale la pena. De verdad no se equivocó: la teoría Histórico Social no puede morir.

*Doctor en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. antonio.gonzalez@ired.unam.mx

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