Una vieja mirada educativa

 en Miguel Bazdresch Parada

Miguel Bazdresch Parada*

En el año 2000, un grupo de hombres y mujeres letrados en ciencias sociales y algunos además en las ciencias naturales, publicaron con el sello del FCE, un grueso libro titulado “México 2030”, con el subtítulo “Nuevo siglo, nuevo país”, con el cual se describía más un anhelo que una realidad posible.
El texto contiene dieciséis trabajos sobre el mismo número de aspectos de la vida del país. En la presentación de la obra de 655 páginas, los coordinadores Julio Millán B. y Antonio Alonso Concheiro escriben en la última frase lo siguiente: “Nuestro país requiere de estas luces para no transitar a ciegas por el camino del nuevo siglo”. Veinticuatro años después, sigue necesitando esas luces y otras más.
En el capítulo X los autores, Jorge Elizondo Alarcón (de la Fundación Javier Barros Sierra) y Daniel Reséndez Núñez (subsecretario de educación superior e investigación científica de la SEP) escriben Examen Nacional de Ingreso a la Educación Media Superior del CENEVAL. Y los autores toman algunas preguntas y sus porcentajes de respuestas equivocadas para mostrar la realidad de la educación básica. En el cuadro correspondiente muestran algunos ejemplos de lo que los estudiantes que fueron examinados “no saben”. Vale la pena citar tres ejemplos: 22,78 % de sustentantes no sabe que “Miguel Hidalgo fue quien inició la guerra de Independencia”. El 58.07% no sabe que “México se encuentra en Norteamérica”. Y 58.78% no saben que “Sonora, Sinaloa y Tamaulipas tienen costa”.
Desgraciadamente no podemos afirmar que 24 años después los porcentajes de ignorancia de quienes respondieran un examen similar hoy fueran muy diferentes. En otro tema, los autores rescatan un conjunto de entrevistas realizadas a personajes ilustres acerca de cuáles serían algunos de los rasgos culturales que la educación debiera lograr en los estudiantes del futuro. Rescato tres de los once que identificaron los entrevistados. “Estimarse a sí mismo y estimar a los demás, expresando respeto por su propia persona y por las ajenas y su modo de pensar”. Otro que podemos estimar valioso antes y hoy es: “Desarrollar confianza en sí mismo y autoimponerse normas de conducta. Tener capacidad para tomar decisiones; tener hábitos de trabajo, orden, limpieza e higiene, cuidar su cuerpo y desarrollarlo”.
Y el tercer rasgo que aquí rescato fue: “Saber disfrutar de la vida, de la soledad, de la compañía y la comunicación; de su propia educación, de la naturaleza y el arte, de las realizaciones propias y ajenas; del trabajo y del juego. Ser observador y tener sentido tanto del humor como de lo trágico.” La clave es saber disfrutar. Es lo opuesto a quejarse de esos disfrutes.
No estoy seguro de lo actual que pudieran ser los dos lados de esos ejercicios. Quizá la ignorancia de los estudiantes que terminan secundaria sea la misma que hace 24 años. Y los rasgos culturales de los estudiantes esperados por sus mayores, seguro, han de ser parecidos a los antiguos. Son parte de los modos para lograr que este país resuelva los problemas generados por no saber vivir juntos. ¿Qué tal si los lectores se animan a preguntan a sus estudiantes? Yo les pregunto aquí a los estimados lectores si esos rasgos son claves para el futuro. Seguro de sus respuestas. Gracias.

*Doctor en Filosofía de la educación. Profesor emérito del Instituto Superior de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). mbazdres@iteso.mx

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