Tener dinero como único proyecto de vida
Marco Antonio González Villa*
La idea del “sistema mundo”, propuesta inicialmente por Wallerstein, retomada y ampliada por varios autores decoloniales como Mignolo y Dussel, plantea una perpetuación de la colonialidad que posibilita a potencias económicas mantenerse así por largo tiempo, mientras condena a otros a vivir bajo el yugo del poder económico de los primeros. En esta idea, las diferentes dimensiones que conforman el sistema —la escuela, la política, la familia, la religión, el arte y la economía— se unen para ideologizar y convencer a la población de las bondades del sistema y su necesidad de mantenerse, para que todos, algún día, tal vez, obtengan los beneficios y satisfacciones que unos privilegiados gozan y otros, es la promesa, pueden alcanzar. Así, el sistema es tan hábil que convence a todos y a todo mundo de su eficacia y de su posibilidad, se reconozca o no, se advierta o no.
De esta manera, el dinero, ya sean billetes, monedas o dinero virtual, es el único proyecto de vida práctico que buscan las personas, anhelo de las mayorías; parte de ser un imaginario en términos de Castoriadis, ya que sólo existe en tanto la gente imagina y le atribuye un valor, hasta volverse una no siempre agradable realidad para muchos.
Las frases motivacionales ligadas a lo educativo y lo laboral se pueden traducir, en un sentido empírico, en tener dinero: por ejemplo, échale ganas para que te vaya bien en la vida, en donde el ir bien significa tener dinero; trabaja duro para que un día veas los frutos de tu esfuerzo, es decir, logres tener mucho dinero; estudia para que seas alguien en la vida, en donde ser alguien significa tener éxito y con ello dinero.
Hay otras frases de padres y madres que tratan de ocultar esta fetichización del dinero, pero no lo consiguen cuando se les cuestiona directamente: así la frase, trabajo duro para darle lo mejor a mi familia, lo mejor se refiere a cosas que puede pagar con dinero, como son viajes, mejores ropas, colegios, celulares, es decir, cosas materiales por encima de trivialidades como tiempo o amor.
Las redes sociales, el internet, la televisión y diferentes plataformas se han encargado también de mostrar las bondades de tener dinero: varios de los creadores de contenido que más dinero ganan, sus videos versan sobre un estilo de vida lujoso, sólo es posible teniendo mucho dinero, monetizando; cantantes de música grupera o de reggaetón muestran en sus videos también un estilo de vida lujoso y de derroche que les permite incluso aspirar y tener consigo mujeres atractivas. Igual pasa con artistas de cine, televisión y deportistas.
Las guerras y la criminalidad tienen también, la mayoría, la finalidad de tener dinero: el despojo y el saqueo, el narcotráfico, el robo, la corrupción, el secuestro, el soborno, el contrabando, los montachoques, peleas y apuestas clandestinas, los crímenes a sueldo, la extorsión, desvío de fondos y desfalcos, fraudes, tráfico de órganos y bebés; cada uno de estos delitos tiene en común la ganancia económica que se obtiene.
Y así, muchas personas van deseando tener dinero para lograr muchas de sus metas en la vida. Difícilmente escuchamos a alguien decir: “Yo estudio o trabajo para ser una mejor persona, para ser ética y nunca cometer un delito”. No, no va por ahí. Por eso la escuela ha dejado de ser una opción para muchos jóvenes y adolescentes: son pocos los profesionistas que obtienen ingresos altos, que correspondan al esfuerzo realizado durante su preparación, al mismo tiempo que varias de las opciones que fuimos señalando ofrecen atajos o menos esfuerzo y tiempo que estudiar. Se debe cambiar el chip entonces y lograr lo que implica pelear contra el sistema mundo, que el dinero no sea el único proyecto de vida o que la escuela tome un sentido más práctico y significativo y se enfoque, desde los primeros años escolares, en formar personas capaces de generar dinero. No se ve fácil, ¿o sí?
*Doctor en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. antonio.gonzalez@ired.unam.mx