Ser docente hoy: de lo fácil a lo más fácil

 en Miguel Ángel Pérez Reynoso

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

La tarea docente es una tarea compleja, cada vez más exigente que requiere pericia, precisión, astucia y un esquema de formación profesional de alto nivel y de alta especialización. Entonces, si así es, por qué se facilita o se abarata el ingreso, a partir de la reciente aprobación de las reformas secundarias que norma la carrerea docente.
La tarea docente se mueve entre los mares de una gran paradoja que no ha tenido solución en los últimos años.
Por un lado, se pensaba que la actividad docente era una tarea sencilla que la pudiera desempeñar cualquiera, –se decía– que se trataba sólo de pararse al frente y hablar ante un grupo de personas y dejar algunas actividades para entretener a los alumnos. Inclusive en la historia de la profesión que magistralmente nos ha enseñado Alberto Arnaut, la formación docente ha estado regulada por la formación normalista, desde finales del siglo XIX cuando se fundan las primeras escuelas Normales en nuestro país, como la Normal de Orizaba, la de Jalisco, entre muchas otras. La selección o el origen social de los estudiantes normalistas ha estado definido como parte de los sectores sociales populares. Es decir, no han sido las personas mejor dotadas culturalmente las que han optado por la profesión docente y, aun a pesar de ello, los educadores aprendían al calor de la práctica producto de la experiencia acumulada.
Por otro lado, tenemos que, para muchos sectores de la sociedad la tarea de la docencia ha sido la única profesión en nuestro país verdaderamente democrática. Las escuelas Normales han sido sólo espacios institucionales que han legitimado la profesión, los docentes se hacen en el trabajo escolar, en medio de contextos adversos y producto de una tarea que si es compleja y extenuante. Para muchas familias, el tener un hijo o hija docente le sirvió para mejorar en reconocimiento y estatus social, de otra manera jamás pudieran haber mejorado su situación socioeconómica.
Con todo lo anterior, como telón de fondo y para entender los nuevos ajustes que se hacen a la profesión, se trata de abaratar las cosas que ya de por si se pueden entender como baratas. Pasamos, sin cedazo alguno de una profesión fácil, a una mucho más fácil. Con esto, no se trata de dudar de las instituciones formadoras de docentes, ni tampoco de diseñar exámenes rigurosos que sólo sirven para justificar la exclusión de aquellos que quedarán fuera del reparto de plazas docentes.
Lo que no se ha discutido suficientemente y que está en el fondo del asunto, es que se trata de contar con un recurso técnico con un profundo sustento académico y también con un referente ético que garantice la justicia, la equidad y que permita aportar con la mayor objetividad posible elementos para corroborar que las personas seleccionadas están aptas para ejercer la docencia en el momento actual, bajo las condiciones actuales y para atender a niños y niños del presente que ya es el futuro.
Esta profesión, la de la docencia, la que supuestamente se ha reformado para su ingreso, promoción y permanencia, en esta aventura profesional llamada carrera docente pretende diseñar una estrategia para avanzar mirando el pasado como le hacen muchos nostálgicos que piensan que el desarrollo educativo se genera caminando hacia atrás como lo hacen los cangrejos.

*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. mipreynoso@yahoo.com.mx

Comentarios
  • Gilberto Pindter

    Señor doctor (esperando no sea santanderianillo) coincido en que hemos perdido la brújula y el estado no se atreve a anteponer los intereses de la niñez a 40 diputados federales que ostenta la CNTE, olvidando que esas curules no las ganó dicha organización sino solo son surfistas de la ola llamada AMLO; ni siquiera creo que morena sobreviviera a la ausencia de ese señor

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