Retos de hoy para ¿mañana?

 en Miguel Bazdresch Parada

Miguel Bazdresch Parada*

Es frecuente en las situaciones de polarización social proponer una mirada al futuro a manera de un medio de mostrar lo irrelevante de insistir en uno u otro polo de esa polarización, los cuales, si se miran con cuidado, son posturas segmentadas y apostar a uno u otro resultará en detrimento de aspectos importantes “ocultos” al calor de la apuesta polarizada.
En el caso de la educación en un contexto polarizado sucede de manera similar. Al insistir y afirmar la importancia de los señalamientos de un polo, se olvida o se menosprecia, el aporte de la mirada desde el otro polo. Y sí, apartarse de la polarización y levantar la mirada hacia adelante nos permite evitar la calificación de “problema” a lo que cada polo señala como una deficiencia del polo contrario.
Un ejercicio de mirar al futuro lo propuso un académico de la Universitat Oberta de Catalunya -UOC-, Albert Sangrà (1). Adelante se propone un repaso sobre algunas de las propuestas del académico. ¿Qué se aprenderá en el futuro? Sangrà propone: “Definir qué es lo que queremos que aprendan las nuevas generaciones es el primer paso para saber qué herramientas utilizar para lograrlo.” Visto desde cada especialidad la respuesta siempre se encamina hacia esa especialidad, pues siempre habrá argumentos para disponer de mejores médicos, ingenieros, licenciados o psicólogos.
Ese lugar común está afectado por una mirada polar, pues una de las más fuertes críticas que enfrenta la educación actual es justo la segmentación en especialidades y especialistas que trabajan “solos”, es decir sin incorporar en sus análisis las propuestas de otras disciplinas, sin tomar en cuenta la evidencia de la complejidad de nuestro mundo, social, político, económico y territorial, el cual exige sin demora el trabajo transdisciplinar. Las nuevas generaciones han de aprender a trabajar en clave transdisciplinar. Hoy suena una exageración o un sueño o, peor, una quimera. Y la principal herramienta será un aprendizaje integrador, capaz de mirar los fenómenos tal como redes de nodos que se relacionan, afectan y producen entre sí y en conjunto.
Por otra parte, la educación tiene el reto de incorporar la incertidumbre. Sangrà lo dice así: “…uno de los retos de la escuela es ser capaz de educar para la incertidumbre, es decir, no tanto para acumular conocimiento como para saber cómo resolver las situaciones nuevas e inciertas en las que se van a encontrar”. El sueño de un mundo “apresado” por la ciencia positiva no existe más. La ciencia, los conocimientos, la sociedad, la vida, se mueve. Las apuestas a “la solución” caen más pronto que ya. Apreciar lo provisional de las certezas con las cuales nos educamos es el primer paso para preguntar y responder los retos de la realidad, esa complejidad resistente a la mirada única.
Educadores, instituciones educadoras, familias, gobiernos y personas en general estamos ante la responsabilidad de darle la espalda a la polarización, superar las animadversiones y construir una educación en red articulada donde toda disciplina pueda aportar e integrarse a propuestas cuya verdad y oportunidad serán juzgadas por los estudiantes pendientes de la reacción de la realidad, y no las del político o el administrador.

(1) https://www.uoc.edu/portal/es/news/actualitat/2021/111-diez-retos-educacion.html

*Doctor en Filosofía de la educación. Profesor emérito del Instituto Superior de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). mbazdres@iteso.mx

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