Regresar a la normalidad escolar, ¿si o no?

 en Jaime Navarro Saras

Jaime Navarro Saras*

Escuchamos en las noticias que ciudades como Madrid y París han cerrado las actividades que ya funcionaban con normalidad a causa de los rebrotes de Covid-19, incluso, el caso de Madrid ha cerrado ingresos y salidas en algunas zonas de su territorio como en los tiempos de guerra.
Mientras eso sucede en el extranjero, en nuestro país y, especialmente en Jalisco, primero se habla de la inminente apertura de todas las actividades que se restringieron a causa del confinamiento por la pandemia como escuelas y eventos masivos (estadios de futbol, béisbol, basquetbol, conciertos, ferias, eventos religiosos, etcétera), posteriormente (el día de ayer), el gobernador Alfaro anuncia medidas más rígidas y da marcha atrás por el repunte de contagios y fallecidos por Covid-19 en los últimos días.
En medio de estas contradicciones y desconciertos de los gobiernos locales, nacionales e internacionales, pareciera ser que a la población ya se le pasó el temor que en un principio le generaron a través de los diferentes canales y medios de información, a tal grado que, y al margen de las restricciones impuestas, todo suena a normalidad en las calles, plazas públicas y comerciales y en la convivencia familiar y con amigos.
Pero, por qué sucede todo eso, por la simple y sencilla razón que los gobernantes no generan confianza en los gobernados, por lo cual da lo mismo lo que digan, legislen o impongan a la población; lamentablemente estamos llegando a un punto donde cada quien hace lo que le viene en gana, ya que la realidad actual no da respuestas y mucho menos ayuda a resolver el día a día de las personas.
Como están las cosas, da lo mismo regresar o no a la normalidad mañana, en quince días, en un mes, en seis meses, en un año o nunca, sobre todo porque los principales problemas (económicos, emocionales, de convivencia y demás) se han acrecentado con la actual pandemia y éstos no van a ser resueltos en el corto plazo, lo cual genera angustia en la mayoría de personas.
La principal preocupación para los gobiernos federal y de los estados es el regreso o no a las clases presenciales al corto plazo, sobre todo porque casi una tercera parte de la población en México (36.6 millones de estudiantes, según datos de la SEP del ciclo escolar 2019-2020, más 2.1 millones de docentes) reciben servicios educativas a distancia y no presenciales, lo cual ha generado muchos problemas en las familias que tienen hijos en edad escolar y que asisten a la escuela, principalmente porque la mayoría de ellos ya regresaron a laborar con normalidad y la no apertura de los espacios educativos ha transformado su realidad.
Sabemos de sobra que la indicación para el regreso a clases presenciales podrá ser hasta que el semáforo epidemiológico esté en color verde, de ser así, en Jalisco esto no será posible sino hasta 2021, lo mismo en enero, febrero o marzo. Lo cierto es que las escuelas públicas no están en condiciones para recibir a la población escolar, los protocolos hablan de instalar arcos sanitarios, tener disponible gel desinfectante, agua, jabón y toallas suficientes, cloro, aparatos para medir la temperatura, tapabocas y caretas, entre tantas cosas de las que carecen más de una de las 232 mil escuelas en México (198 mil 348 públicas), Jalisco tiene poco más de 11 mil.
Regresar o no a la normalidad, independientemente de lo que diga la mesa y los expertos en los temas de salud, es más una decisión del orden político y cuya presión viene de los entes que manejan la economía, lo cual, y de ser por ellos, mañana ya estaríamos en la normalidad cueste lo que cueste, principalmente porque la cultura del dinero tiene un valor superlativo en nuestra sociedad y ante ello hay poco que decir.
Es pues, un asunto complejo poder regresar o no a la normalidad, lo cierto es que la escuela, tal como la hemos vivido en los últimos seis meses, puede sobrevivir y seguir funcionando a la distancia hasta que la pandemia esté controlada, lo mismo sea en un mes, dos meses o más, el daño educativo que pudieron recibir los estudiantes por no asistir de manera presencial a la escuela ya está hecho, no sabemos que tanto impactará en su rendimiento y en sus aprendizajes futuros, lo cierto es que hay mucho deseo de alumnos y docentes por regresar a la normalidad y, una vez que estén frente a frente, puedan recuperar los meses que el Covid-19 les robó.

*Editor de la Revista Educ@rnos. jaimenavs@hotmail.com

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