¿Quién cuida a los niños?, abuso sexual infantil

 en Marco Antonio González

Marco Antonio González Villa*

En los últimos años, diferentes medios de comunicación, investigaciones sociales, instituciones u organismos internacionales, como la OCDE por ejemplo, señalan que México ocupa, deshonrosamente, el primer lugar en abuso sexual infantil, lo que pone de relieve y en evidencia el fracaso de diferentes instituciones que, idealmente, están encargadas del cuidado y formación de los infantes.
Las noticias y las estadísticas señalan que son familiares, personas que laboran en instituciones educativas o miembros y dirigentes de grupos religiosos, los principales responsables de cometer este tipo de ataques. Al mismo tiempo, se tiene conocimiento de un incremento en el número de pedófilos en el mundo, que han encontrado en internet una vía para formar redes y compartir información, con poca o jula restricción o supervisión.
La pedofilia es un tipo de parafilia en el que, sin ningún sentido ético o consideración, se genera un daño a aun otro que se encuentra, por edad, en una condición de vulnerabilidad y riesgo.
¿Por qué se presenta este trastorno?, el psicoanálisis y varios especialistas en sexualidad han señalado que puede ser el resultado de un ejercicio de poder, una acción que refleja la frustración de una persona por fallar en relacione sexuales anteriores con parejas sin condición de desventaja, como trastorno producto de un malentendido generado a partir de una experiencia traumática sufrida en la infancia o la repetición de una escena de alguien que sufrió, también, durante su infancia, abuso sexual infantil, entre algunas de las principales razones.
¿Cómo identificar a una persona que presenta este tipo de rasgos o ha sufrido alguna de estas situaciones?, hay aquí un problema, porque, lamentablemente, muchas de las víctimas, por diferentes motivos, se quedan callados y guardan para sí su sufrimiento, así como también hay una patética postura de muchos adultos que optan por proteger a un victimario, convenciendo a la víctima para que no denuncie el caso. Además, no son temas que se comparten en pláticas con todo el mundo o que salgan en una entrevista de trabajo.
Lo ideal sería que padres y madres, a través de acuerdos y sincronización, pudieran buscar formas de cuidar y hacerse cargo de sus hijos e hijas de forma permanente, lo cual no ocurre con la mayoría de las parejas. Sería también de mucha ayuda que las instituciones educativas tuvieran personal que garantizara el cuidado y protección de los infantes, al igual que los miembros de una comunidad religiosa. Sin embargo, como en otros casos, la legislación para promover penas y castigos mucho más severos sería de mucha ayuda.
Es un tema, pero sobre todo una situación complicada. No me queda más que dejar una pregunta con un sentido preventivo, ¿qué tanto confiamos en aquellos que cuidan a nuestros niños y niñas?

*Maestro en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. antonio.gonzalez@ired.unam.mx

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