¿Qué se necesita para fracasar en la vida? El juego del calamar real

 en Marco Antonio González

Marco Antonio González Villa*

La pregunta no tiene la intención de señalar, clasificar o catalogar a alguien como fracasado, dado que ese es un adjetivo que sólo puede aplicarse en primera persona, para sí, no como etiqueta puesta desde un exterior. La pregunta en realidad surge a partir del argumento de la serie de moda llamada “El juego del calamar”, en la que se observa a cientos de personas con dificultades económicas que aceptan participar en juegos en los que pueden perder la vida, primero por engaño, después por decisión propia.
Sin la intención de hablar de la serie en sí, es interesante ver la forma en que los personajes, por motivos y circunstancias distintas, provenientes de escenarios y grupos sociales distintos, llegan a un punto tal en el que consideran que no tienen nada más que perder y deciden continuar en el juego, pese a las posibles consecuencias.
Es ahí en donde encuentro una conexión con el espectador, pero que puede generar una sensación al mirarse representado en la pantalla. Dejando de lado la palabra fracaso, por el impacto y connotación negativo que posee el término, podemos preguntarnos ¿qué provoca o por qué motivos una persona no logra conseguir sus metas y alcanzar sus expectativas? En ese sentido, diferentes autores, motivadores, pseudopsicólogos, conferencistas y creadores de contenido para redes sociales, dicen, desde una perspectiva positiva, que todo es cuestión de constancia, trabajo, esfuerzo y disciplina; otros más dirán que es cuestión de suerte, otros elegirán iniciativa como palabra. Sin importar los términos empleados, es un hecho que las razones y los factores pueden ser muchos.
En el caso de nuestro país, hay dos motivos principales: las decisiones tomadas y la falta de oportunidades. Con relación a la primera todo sería el resultado de un acto voluntario tomado en primera persona, por lo que cada uno serpia responsable de lo que le ocurre, como la mayoría de los personajes de la serie aludida. Sin embargo, es el segundo aspecto el que pudiera ser preocupante: cada año ingresan a la escuela primaria miles de niños y niñas, pero conforme van creciendo se van reduciendo sus oportunidades laborales o de estudio, por lo que el no logro de sus metas no depende de ellos y ellas, sino de la infraestructura social.
Y así, lamentablemente, cada vez encontramos a más personas dispuestas a poner en riesgo su vida, a través de diferentes actividades, con tal de obtener el premio que el dinero representa. Ya hay en internet muchas teoría y explicaciones en torno al significado y mensaje de la serie, por lo que no haremos otras. No obstante, considero importante señalar que el juego de la vida real es más impactante que la serie, pero, lamentablemente, la pérdida de muchas personas parece no sensibilizar a muchos, como sí lo hace la serie. Tal vez, en la ironía, sería pertinente llamar a cada nivel educativo reto o juego y, así, lograr mayor atención, rating y sensibilidad de la sociedad en general. Pero bueno, mejor sigamos perdiéndonos en las series y dejemos la realidad guardada por un momento. Así funciona el juego de la vida ¿o no?

*Doctor en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. antonio.gonzalez@ired.unam.mx

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