Que monstruos son: ¿significaciones sociales ocultas?

 en Marco Antonio González

Marco Antonio González Villa*

El término monstruo es realmente interesante, etimológicamente tiene un origen religioso, aludiendo a un prodigio o un hecho sobrenatural en el que se advertía una señal divina, una manifestación de Dios o dioses. Sin embargo, al igual que muchos otros términos, sus usos y empleo fueron cambiando, disponiendo de dos sentidos empleados comúnmente: un ser que presenta anomalías o desviaciones, físicas regularmente, con relación a su especie y un ser fantástico que suele provocar miedo o espanto.
Hoy en día, tanto la literatura como el cine se han encargado de depositar en el inconsciente colectivo imágenes y nombres de diferentes monstruos que han provocado, a lo largo de muchos años, la ambivalente fascinación-miedo en niños y adultos, dado que tienden a ser precisamente seres fantásticos que generan miedo, que, de forma interesante, mantienen una imagen antropomórfica que nos hace pensar en una simple transformación, contagio o iniciación para que uno pueda convertirse en un monstruo.
Resulta interesante pensar en las posibles significaciones sociales de que disponen los entes monstruosos o bien lo que representan, lo cual puede develar objetivos o sentidos ocultos que valdría la pena analizar. Por un lado, el monstruo se vuelve en un garante del buen comportamiento, con un amplio sentido moral, ya que se le aparecerá a toda persona que se porte mal, como jóvenes alcohólicos o niños y niñas desobedientes: para ellos las brujas o la Llorona serán su ente regulador, mejorando su comportamiento a través del miedo.
Sin embargo, hay tres monstruos clásicos y famosos que representan, psicoanalíticamente hablando, deseos ocultos, reprimidos por los seres humanos, negados por las implicaciones sociales que poseen, que muchos podrían sucumbir ante ellos. Los vampiros y vampiras tienen el poder de controlar la voluntad a otras personas, así como de poder seducirlas si así lo desean. El hombre lobo es ese ser salvaje que ataca, destruye y mata con suma violencia, bajo el amparo de la oscuridad de la noche, con la luna como aliada. Frankenstein representa la posibilidad de que un ser querido o uno mismo pueda volver a la vida, trascendiendo la muerte. El monstruo entonces, en términos de Castoriadis, representa al diferente, al que no respeta los códigos del habla o del actuar, a los anormales que hacen sentir normales y buenos a quienes no actúan de esa manera.
Pero, tal como plantea Freud en su texto Lo Ominoso (Lo siniestro), aquellos que nos espantan tienden a ser personas cercanas, familiares, por lo que los monstruos lejos de toda fantasía y surrealismo, son personas en los que fallan todas las instituciones educativas posibles y transgreden la ley y cualquier respeto por otro ser humano, por lo que el adjetivo monstruoso o la frase eres un monstruo aplica para quienes ejercen violencia sexual o física o cometen crímenes inconcebibles. Por eso preferimos seguir temiendo a esos seres irreales y lejanos, así como debemos seguir buscando estrategias para lograr que ningún infante pueda, con el tiempo, convertirse en un monstruo ¿estamos de acuerdo?

*Doctor en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. antonio.gonzalez@ired.unam.mx

Comentarios
  • Alejandro

    Los monstruos no están fuera de nosotros, los monstruos viven dentro de cada uno de los individuos. Parte de la re educación es hacer consciente al individuo que nacemos y morimos con estos monstruos. El mal es inherente al humano. Solo reconociendo esto, podremos amarrar en cada esquina a estos monstruos para que su daño sea mínimo. Saludos.

  • Alejandro

    Hollywood romántiza los monstruos: el terror es una forma de control. El conservadurismo corrupto es especialista en terror ismo social, nos paralizan.

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