Predicciones pedagógicas a partir de proyecciones políticas

 en Miguel Ángel Pérez Reynoso

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

En el plano del deseo prevalece un punto de interés latente o evidente de una mejor educación para todos y todas. El deseo inspira a que la escuela se torne en un espacio placentero para la mayoría de las personas que asisten a ella, y que el compromiso formativo se viva congruente desde los primeros años de formación elemental hasta los últimos de formación profesional, además, que ésta concluya con la inserción laboral y el éxito profesional para los egresados de las universidades e institutos de educación superior. Sin embargo, la realidad nos muestra un rostro diferente, existe la crudeza de que no todo lo que se proyecta se cumple y en muchas ocasiones asistimos ante una especie de engaño o de fraude pedagógico.
No es ningún secreto reconocer que vivimos un tiempo de tensión social producto del entorno preelectoral, en donde tanto los personajes que piensan en su futuro como los partidos políticos de todas las filiaciones están pensando en la elección de sus mejores candidatos y junto a ello, llevar a cabo las alianzas que mejor convengan a sus aspiraciones políticas.
Desde hace muchos años, tal vez todo lo que fue el siglo XX se vivió un complejo proceso de homologar las decisiones de la política con las acciones de la Pedagogía. Los partidos políticos primero se preocupaban en obtener la mayoría del electorado para luego visualizar el mejor personaje y ocupar el principal cargo en educación y de ahí el equipo de trabajo y de colaboradores junto con el Plan o proyecto sexenal en educación. Ha sido siempre así y siempre llegamos deficitarios al final de un sexenio y al arranque del siguiente. La política y la educación no se la llevan muy bien, pero el sistema se aferra a que, entre ambas, aunque sea producto de la costumbre y se busca que entre a fuerzas el pie a la horma del zapato.
Los que estamos en educación somos partidarios de blindar lo que corresponde al tratamiento de los asuntos educativos, cuidar los nombramientos de los personajes que están en la estructura superior, pensar en el proyecto que tenga claridad en los plazos de mediano y largo plazo, darle seguimiento y evaluar las acciones a todo lo largo del proceso, despolitizar el tratamiento de los asuntos educativos, educar con claridad y congruencia a la ciudadanía, tener claridad en lo que se ofrece y cumplir con ello.
En estos días aparecen mágicamente recursos que servirán como plataforma para la proyección política de los personajes de los principales puestos en el seno de la SEJ, tanto el titular de dicha Secretaría como algunos subsecretarios pretenden capitalizar el hecho de estar al frente de una importante instancia del sistema educativo estatal, dicho interés de capitalización colocado en pensar en su futuro político, en un cargo hacia arriba, una mejor posición, muy pronto habrá eventos en ese sentido.
La educación y la política que se entromete en los asuntos educativos deberán aprender a guardar distancia, a atender lo que les toca “zapatero a tus zapatos” y trazar fronteras y líneas imaginarias para cumplir de la mejor manera con el cometido de cada una de ellas. Necesitamos funcionarios educativos que eduquen y políticos que sepan a administrar el bien social. De lo contrario, seguiremos viviendo dentro de un sistema que confunde las instancias con las aspiraciones particulares dentro de este complejo mundo de confusión política.

*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. safimel04@gmail.com

Escriba su búsqueda y presione ENTER para buscar