Plan de mejora: un poquito de coherencia por favor

 en Marco Antonio González

Marco Antonio González Villa*

Es un hecho que, al principio de cada ciclo escolar, cada institución elabora un plan en el que establecen diferentes objetivos que dirigen el trabajo de los docentes, directivos y administrativos, dejando en ocasiones poco margen o tolerancia para imprevistos o imponderables.
Lamentablemente no podemos emplear otra forma de adjetivar la situación, en lo estrictamente didáctico y pedagógico, difícilmente se habrán conseguido los objetivos, al menos no en todos los estudiantes, lo cual es entendible por las condiciones. Sin embargo, como una forma de ser sensibles a la situación, hubo una propuesta, una sugerencia y la decisión de aprobar a los estudiantes, como una forma de no perjudicar el proceso formativo de cada alumno y alumna, así como no hacer aún más insostenible y tensa la condición de confinamiento. Algunos estudiantes aprobaron sin haberse conectado, sin haber contactado a sus docentes y/o sin haber entregado actividad alguna; habrá, por tanto, en algunos estudiantes no en la totalidad, un rezago y un desfase que se hará más evidente en aquellos que cambian de nivel, como en aquellos que pasan de primaria a secundaria o de secundaria a medio superior o de medio superior a nivel licenciatura. Para aquellos que siguen en la misma institución, y principalmente en el nivel básico, algunas escuelas han tomado la decisión de mantener a las y los mismos docentes frente al grupo, dado el nivel de conocimiento que tienen del grupo y la clara noción que poseen sobre los objetivos realmente logrados por los miembros del grupo, lo cual es pertinente y sumamente coherente.
Y es precisamente coherencia, y la sensibilidad, lo que debe regir cada proyecto institucional y plan de mejora. Definitivamente, el plan de mejora no incluye infraestructura, porque no hay condiciones para estar en las instituciones realizando cambios; cuando el regreso sea viable habrá que equipar las aulas para estar listos a realizar el trabajo académico con mayores recursos.
No obstante, hay dos objetivos que empiezan a sugerirse e insinuarse en algunos subsistemas estatales, como en el Estado de México, que ponen de relieve una falta de coherencia y ausencia total de sensibilidad en torno al trabajo docente: por un lado, creer que la totalidad de docentes ya son expertos en el manejo impecable de los recursos tecnológicos es una ilusa fantasía; por otro, seguir con la meta de comprometer a las y los docentes a incrementar los promedios, olvidando el rezago que existe en muchos de ellos, es inconcebible.
Hay, por tanto, la necesidad de que autoridades educativas sean más conscientes de la situación, más coherentes y congruentes, y pensemos en planes de mejora viables y factibles. No sólo los estudiantes requieres de ser sensibles con ellos y ellas, también los docentes ¿o no?

*Maestro en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. antonio.gonzalez@ired.unam.mx

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