Madres inspiradoras, un bien necesario

 en Marco Antonio González

Marco Antonio González Villa*

Hablar de madres inspiradoras, hoy en día, podría parecer innecesario y redundante dado de que se da por sentado que esto ocurre de forma natural; sólo basta con estar ahí y ya se dan las condiciones para que una madre pueda ser inspiración al logro para sus hijos o hijas: sabemos de muchas historias de profesionistas que compran casas a sus madres para compensar la vida dada, la biológica y la mantenida, y hacer les sentir que todo valió la pena.
Hay diferentes formas de inspirar a los demás, de momento podemos enunciar cinco que se viven y pueden ser significadas así por los hijos-hijas: el carácter, el sacrificio, el tiempo dedicado, la fe depositada en ellos y el ejemplo.
La Psicología, además de brindar diferentes argumentos que sustentan la importancia y función estructurante que la madre posee para sus descendientes, tiene en algunos de sus máximos representantes ejemplos claros de inspiración, en vías y formas distintas: Carl Rogers tenía una madre devota religiosa que influyó en muchas decisiones del humanista y de forma indirecta lo llevó a ser un gran teórico; Freud amaba a su madre al punto de desarrollar la idea del Complejo de Edipo; Skinner se refería a su madre como una mujer brillante; Vygotski aprendió las primeras letras y el amor por el conocimiento por su madre que fungió como maestra de vida; Piaget señala que su madre era difícil, de carácter fuerte y neurótico lo que llevó al epistemólogo a centrarse en el conocimiento desde muy pequeño y, sabemos, escribir su primer artículo científico en etapas tempranas de su vida. Aparte de la Psicología, todos hemos leído en redes sociales la historia de la nota que envío la escuela a la mamá de un Edison niño, en donde el cambio materno del mensaje permitió un rumbo diferente del creativo.
Hoy, lamentablemente, tenemos algunas condiciones sociales que están fomentando un cambio en la significación de la figura materna: la tendencia por minimizar el papel y la función de la familia, la visión negativa de ver en la maternidad un área de desarrollo para la mujer, el cambio en la ideología de género que dificulta definir la idea de mujer lejos de cuestiones biológicas y reproductivas, el creciente abandono del hogar por parte de hombres que obliga a muchas mujeres a pasar largas horas fuera del hogar para sostener a sus familias, la poca valoración parental que observan diferentes adolescentes, el hedonismo de adultos jóvenes y la precariedad económica y falta de oportunidades que hace considerar la maternidad como algo inviable y lejano, aunado a la priorización de la vida social por encima de la responsabilidad materna de parte de algunas mujeres son algunos de los factores que van, consciente o inconscientemente, en detrimento de la forma de percibir este papel.
La maternidad, además del importante y necesario papel biológico para que podamos seguir en este mundo como especie, tiene profundas implicaciones psicológicas y emotivas ligadas a la motivación y la configuración y construcción del ser, siempre y cuando se establezca un vínculo con los hijos e hijas. Por tanto, podemos establecer que la maternidad es, y debe seguir siendo, un bien social necesario, que lleve a inspirar a cada nueva generación a seguir pugnando por seguir adelante. El rescate y mantenimiento de la valoración de la figura materna puede garantizar una sociedad más sólida, pero sobre todo inspiradora ¿cómo se puede dejar de valorar la maternidad?, que alguien me explique por favor.

*Doctor en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. antonio.gonzalez@ired.unam.mx

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