Los tres ejes que sostienen la formación de docentes

 en Miguel Ángel Pérez Reynoso

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

Es común escuchar expresiones de personas o estudiantes de magisterio de que sus docentes saben mucho del tema, pero no saben cómo enseñarlo o, por el contrario, que el manejo didáctico es adecuado peo no tienen conocimientos especializados sobre la disciplina que imparten y por último de docentes que establecen una relación o un vínculo muy distante con los alumnos o estudiantes a su cargo.
Los tres ejes o las tres piezas, que sostienen la formación de las y los nuevos docentes son: el conocimiento didáctico, el conocimiento disciplinar y el conocimiento de los sujetos educativos que se atienden.
Desde hace algunos años, tal vez desde la década de los noventa del siglo pasado, los esquemas y las propuestas institucionales para formar docentes han sido derivadas a instancias universitarias. Por ejemplo, la Universidad Pedagógica Nacional de Colombia, la UNIPE (Universidad Pedagógica en la Argentina), y que coinciden en parte con la UPN de México. Una de las diferencias entre la formación universitaria y la formación normalista, al encargarse de atender y formar a las y los nuevos docentes, está en el uso y el manejo de los conocimientos. A reserva de profundizar al respecto, en el entorno normalista la formación se queda en un abordaje técnico; no se profundiza, ni se investiga acerca de todo lo que subyace a la tarea de educar para formar nuevos agentes educativos. En los ámbitos universitarios el compromiso se asume de manera global, sistemática con la finalidad de profundizar a través de la investigación en todo lo que subyace a la tarea de enseñar, aprender y formarse para enseñar.
Hoy en día el asunto del conocimiento, no sólo importa el cómo se produce, sino también el cómo se trasmite y cuál es el uso que se le da en los escenarios prácticos. En todo ello, es vital -como dice Gimeno Sacristán- que las personas que están en el proceso de la formación para convertirse en educadoras y educadores, disfruten de cierto nivel de estabilidad personal y emocional para hacerse cargo de un grupo de personas que estarán a su cargo por un periodo determinado.
Además, en la llamada era de la información, la profesión docente se hace más compleja, a la cual se le suma todo lo referente al galopante desarrollo de las nuevas tecnologías y al uso que hacen de ella las generaciones jóvenes.
En todo ello, la tarea universitaria es más recomendable para formar docentes, pero también es importante el rescate y las contribuciones históricas del normalismo. Sin embargo, en este último se reconoce un estancamiento de las formas y los estilos de hacer educación, el dilema que se decía hace años con respecto al normalismo o se transforma o se muere, pasa el tiempo y ni se transforma, pero tampoco se muere.
Regresando al punto nodal de este artículo. La tarea docente y la formación de las y los nuevos docentes es uno de los puntos nodales de la agenda pública, es por donde deberá de comenzar toda propuesta. Porque puede decirse que aquí descansa todo el sistema o, dicho de otra manera, el trabajo docente es la columna vertebral de los sistemas educativos, ¿quién se encarga de ello? No lo sé, pero hay mucho por hacer para mejorarlo.

*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. safimel04@gmail.com

Escriba su búsqueda y presione ENTER para buscar