Los problemas de la educación básica en Jalisco, ¿y quién vigila a los vigilantes?

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

Como muchos lo han reconocido, la pandemia nos ha traído una serie de cambios obligados e inesperados en el funcionamiento no sólo del sistema educativo sino también de infinidad de instituciones públicas y privadas.
Uno de los problemas más graves a los que se ha enfrentado la educación básica en este momento es de dos tipos:

a) Existe un número no muy preciso que se acerca a los 6 mil espacios en donde falta algún docente en educación preescolar y primaria, y en secundaria hay un número igualmente alto de horas que no son ocupadas debido a que faltan docentes. Estos datos los tiene la propia Secretaría en las oficinas de los funcionarios en turno. En sus manos tienen el problema pero no han sido capaces de encontrarle soluciones.
b) Por otro lado, tenemos que no se conocen con datos precisos de cómo son las modalidades de atención a los miles de alumnos y alumnas y cuál es el impacto que se tiene de dichas modalidades. La pandemia ha obligado a que el trabajo docente se haga desde casa, pero quién es el encargado de dar cuenta y de saber realmente cuál es el número de niños y niñas que se conectan. Y cuál es el impacto de la tarea escolar bajo este contexto de pandemia.

En este punto es en donde están las principales dificultades de atención, en distintos testimonios de docentes se da cuenta de que muchos alumnos no se pueden conectar por falta de datos (de internet), que aunque pagan por el uso de dicho servicio, dichos datos se consumen muy rápido y sus recursos económicos no dan para pagar dicho servicio. En ello, tanto el gobierno como las empresas privadas, han hecho muy poco para ayudar a que niños y niñas cuenten con conectividad para continuar con el estudio.
El sistema educativo de manera formal cuenta con una estructura o una instancia pensada en vigilar que las cosas se lleven a cabo de la mejor manera, dichos vigilantes pueden ser los directores de escuela o supervisores técnicos de zona escolar. Pero, ¿quién se encarga de vigilar a los vigilantes que deberían vigilar que las cosas funcionen bien?
El presente ciclo escolar ha sido especialmente atípico, el contexto de la pandemia ha obligado a que la atención educativa se haya reconfigurado, desde casa se atiende a niños y niños en edad escolar pero, ¿qué datos tenemos de dicha modalidad y del impacto de la atención educativa desde casa? Los informes que se han generado hasta ahora ¿qué tanto recuperan la realidad de cómo ha sido la atención educativa y qué datos tenemos con respecto del impacto favorable de la atención educativa que reciben los niños y las niñas?
Me parece que no tenemos datos certeros, recuérdese la frase clásica tenemos mentiras, mentiritas, mentirotas y estadísticas y aquí estamos ante un escenario similar.
Testimonios de docentes con los que tengo acercamiento dan cuenta de que muchos niños y niñas no se puedan conectar a las clases en línea debido a que no cuentan con el recurso para concretarse a internet. Y aquí empieza el gran problema, debido a problemas de conectividad la atención educativa queda bloqueada y trasladada a otro momento o lugar. De ello no dan cuenta las autoridades intermedias del sistema, ¿qué datos confiables tenemos a los cuales pudiéramos ir para su consulta?
Me parece que el sistema ha entrado en una especie de caja negra y como decía el mítico monje loco: “nadie sabe, nadie supo”.

*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. mipreynoso@yahoo.com.mx