Los caminos del cambio educativo

 en Miguel Ángel Pérez Reynoso

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

La gran marcha o caravana de los centroamericanos (principalmente hondureños), es un camino largo, que se sigue con la finalidad de encontrar un mundo mejor o mejores condiciones para vivir, en donde se tenga un trabajo seguro, ingreso salarial, comida y lugar en donde vivir. Ellos y ellas han decidido dejar su lugar de origen para ir en la búsqueda de un lugar mejor. A modo de metáfora, ese largo y complicado camino es el que seguimos y debemos de seguir para lograr el cambio educativo que nuestro sistema y nuestra sociedad necesitan. Se trata de dejar el lugar que hemos habitado hasta ahora, para ir en busca de un nuevo lugar que tal vez no tenga todo lo que necesitamos pero que al menos, sea diferente.
La gran lección que nos han dejado las elecciones del pasado primero de julio, es que el cambio educativo (o de cualquier otro tipo), no llegará de afuera, nos toca a nosotros y nosotras recorrer el largo camino para conseguirlo. En este sentido, algunos docentes esperan que los nuevos gobernantes se ocupen de hacer lo que se espera o se necesita de dicho cambio. Algunos otros no creen en los nuevos gobernantes, argumentan que todos son iguales y aunque puedan cambiar de tono sobre su uso de poder, no resolverán nada, debido a que en el fondo son iguales. Y una tercera vía tiene que ver con el hecho de diferenciar lo que le toca a los gobernantes, de lo que nos toca a los docentes y demás actores educativos.
El cambio educativo se define como un conjunto de acciones tendiente a lograr un fin determinado, dicho cambio parte de necesidades o de problemáticas sentidas, las cuales ya no se toleran, la mayor claridad de la búsqueda del cambio, se define en el diseño de los objetivos que sintetizan el deseo del cambio. El cambio no es un punto de llegada estático, más bien es un proceso que se vive y se asume permanentemente, y que, está pensado en generar mejores procesos educativos, mejorar las relaciones de todos los días o mejorar los resultados que se obtienen producto de las acciones educativas.
A partir de cómo se leen las líneas anteriores, tenemos que todo cambio educativo implica lograr mejoras en el funcionamiento del sistema a partir de los cambios que se logran en el desarrollo de la práctica propia.
Dentro de los representantes del estudio sobre el proceso del cambio educativo destacan autores como Andy Hargreaves, Michell Fullan, Rafael Porlán, A. Liberman, etcétera. Dichos autores distinguen un cambio estructural extensivo al sistema y un cambio parcial de algún componente del propio sistema.
En todo cambio educativo el papel o la tarea de los actores es fundamental, todo cambio se visualiza en un primer momento como una entidad imposible de lograr para luego lograrla. En las iniciativas para lograr cambios educativos es fundamental el asunto de la disposición de los actores, las disposiciones funcionan a modo de dispositivo para el cambio. Es decir de un mecanismo dual que da lugar a la entrada y a la salida del cambio. Después de la pregunta de qué queremos cambiar de la educación (las prácticas docentes, los estilos de evaluación, el ejercicio directivo, las relaciones escolares, los resultados de los aprendizajes, el involucramiento de los padres de familia en la gestión de las escuelas, etcétera), se contrasta el estado inicial, ¿cómo es el fenómeno cuando se recibe el problema?, con el estado final, ¿a que aspiramos?, después de definir qué queremos cambiar.
Dentro de los encuentros de los docentes, en las sesiones del Consejo Técnico (CTE) de cada fin de mes, y como parte de las pláticas e intercambios de experiencias, predomina un discurso basado en la queja de lo que está mal y en la imposibilidad de hacer algo para cambiarlo. Se trata ahora de generar un discurso diferente hacia el cambio y la mejora de manera permanente. En donde todas las ideas y todas las propuestas vayan en el sentido de qué hacer para mejorar tal o cual asunto. Qué hacer para mejorar tal o cual cosa, pero dicha tarea deberá ser en forma colectiva, éste es otro plus de las propuestas hacia el cambio educativo.
El cambio sólo se logra a partir del diseño y el involucramiento de la mayoría de los integrantes del colectivo, se trata de pensar y de actuar en colectivo. El cambio educativo lo diseña, protagoniza y capitaliza los integrantes de la comunidad escolar de un centro educativo determinado. En ellos y ellas recae la responsabilidad, pero también los beneficiaos cuando el cambio se consigue.

*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. mipreynoso@yahoo.com.mx

  • Mtro. Leo Hernández

    De acuerdo. El cambio educativo (transformación) es un camino complicado que debiera trazarse y seguirlo, hacer ajustes ante los obstáculos que genera la construcción.
    Comparto la convicción de que el cambio efucativo ha de darse en colectivo pero con autonomía, el pais lo exige, el psis lo necesita.
    Resulta un tanto controvertido el planteamiento de ideas de cambio sin tener clara la referencia de la geografía, de la diversidad, que nos caracteriza e identifica a los mexicanos. Al abordar las ideas del cambio educativo, pienso, esta visión de mexicanos debe prevalecer. Es decir pensar desde los sujetos y con los sujetos. Me parecen pertinentes las ideas de Edagar Mirin para orientar los cambios en un sentido sustancial, pero, vinculados a la atención y cuidado que require lo local, lo regional. Los stándsres de la OCDE deben dejar de ser una camisa de fuerza para garantizar los cambios. Los propósitos de transformación han de fijarse en la convicción de una cultura educativa y social que posibilite el desarrollo al margen de planteamientos productividas que limitan la realización de los sujetos con sentido humano.
    PD disculpas por lo atropellado de algunas ideas que hayan quedado poco claras…

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