La necesidad de espacios para revisar el poder

 en Marco Antonio González

Marco Antonio González Villa*

Hay una frase que se usa en el mundo de la política que, en este sexenio, ha sido empleada de manera seguida por la oposición: “al poder no se le aplaude, se le revisa”, que tiene y promueve un sentido crítico y una actitud de cuestionamiento.
Obviamente, en los terrenos de la política enunciar esta frase llama a la discusión y la pelea entre defensores y opositores, pero, la frase en realidad tiene aplicación en cualquier contexto en el que haya una relación de poder, por lo que prácticamente sería en cualquier contexto.
Y la frase en otros contextos puede adquirir un sentido de rebeldía, como una voz de denuncia, que no se calla y señala las fallas u omisiones, por tanto, necesaria.
En el campo educativo ¿dónde o en quién podemos ubicar el poder? Podríamos pensar en la persona al frente de la Secretaría de Educación, pero en términos reales, los simples docentes mortales, pocas veces tendremos una interacción con esa figura política, por lo que pensar en el secretario estatal, el director o subdirector de nivel o de región, el superior o bien quien ocupa la Dirección de la escuela en la que trabajamos, cada docente en el aula, son quienes ejercen y representan el poder con el que nos relacionamos. Y por tanto no les podemos aplaudir si nos apegamos al guion de la frase.
Pero encontrar espacios en los que se pueda cuestionar o criticar el poder de nuestras autoridades son limitados, porque sus seguidores lo defenderán a ultranza, incluso en las situaciones menos defendibles posibles, o bien, valiéndose precisamente de su cargo, harán un intento por silenciar, de formas sutiles o totalmente arbitrarias, nuestras palabras; independientemente de ello, es necesario preguntarse también ¿en qué momento o en qué lugar se le puede revisar al poder?
De esta manera, Educ@rnos se yergue como ese espacio, ese lugar desde el cual se revisa, se crítica y se cuestiona al poder con sus diferentes caras, enfrentándolo y confrontándolo de frente, con nombre propio, con argumentos, con el desparpajo que la rebeldía detenta, llegando a cometer la osadía de brindar propuestas y alternativas que den cuenta de diferentes situaciones educativas y/o sociales. En sus letras atemporales quedará plasmada la denuncia o el señalamiento lo que permitirá ver su impacto, pero también su seguimiento.
Sin embargo, hacen falta más espacios de rebeldía, de resistencia, de propuesta, en donde los y las docentes no aplaudan al poder, que lo revisen y digan, escriban, sobre aquello que limita un avance o vaya en detrimento de la educación. Si una escuela o autoridad no genera condiciones para que el poder sea cuestionado, deberemos inventar y construir más espacios como Educ@rnos para poder llevarlo a cabo. No siempre el poder, o quien lo representa, tiene que ser aplaudido… muchas veces será mejor leer este espacio ¿no?

*Doctor en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. antonio.gonzalez@ired.unam.mx

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