La invalidez de la opinión: la falta de argumentos

 en Marco Antonio González

Marco Antonio González Villa*

Recuerdo que siendo joven empecé a sentir agrado por ver programas de televisión en los que diversos especialistas e intelectuales, así eran presentados por los conductores titulares de cada programa, hacían lo que ellos consideraban profundos análisis, reflexiones y emitían como resultado diferentes opiniones en torno a temas de la agenda nacional, tanto políticos, económicos, sociales y educativos, entre otros.
La incipiente formación y la educación en ciernes que acusaba en ese momento, hacían que otorgara validez y credibilidad a los discursos vertidos tanto por conductores como invitados, ya que parecían estructurados y con un respaldo que me parecía en ese momento sólido y convincente.
Pero crecí, cronológica y académicamente y lo que pensaba, tal como pasó con muchos que se preparan día a día, fue cambiando.
De entrada, el término opinión cambió en su sentido pragmático y semántico, por dos simples razones: primero, porque todos tenemos una opinión básicamente sobre cualquier tema, sepamos o no de él e independientemente a cualquier característica física o social que poseamos, las redes sociales patentizan esta idea; segundo, con base a las formas del pensamiento establecidas por la Lógica como disciplina, la opinión forma parte del juicio, los cuales forman parte de una forma de pensamiento menos elaborada que el razonamiento que se basa en argumentos estructurados. Por lo que en este tipo de programas de debate y polémica no necesariamente presentan argumentos racionales de parte de los participantes, sino, simplemente, su (a veces) no tan humilde opinión.
El juicio, la opinión, aparecenen las personas a partir de que se pueden estructurar lingüísticamente oraciones y suelen basarse en experiencias previas, simpatías, creencias, gustos, preferencias, entre una serie más de factores subjetivos que no necesariamente son respaldados de forma válida. El razonamiento, por su parte, es más complejo en su conformación y estructuración: desde el punto de vista de Piaget aparecería solamente en aquellos que acceden a la etapa de operaciones formales, que no son todos, y pueden regirse por un pensamiento hipotético deductivo; desde la perspectiva Aristotélica, el argumento deriva también de un pensamiento hipotético deductivo estructurado en forma de silogismo que se basa en el planteamiento de premisas de las cuales se deriva y se infieren conclusiones, lo cual no todos aplican. Desde Vygotski, el pensamiento, como proceso psicológico superior que tiene en la razón una forma de expresión, depende para su desarrollo tanto del sentido formativo de la cultura, tal como se promueve en las escuelas, pero incluyendo dialécticamente un elemento ontogenético en donde cada persona, por su cuenta, estimula y ejercita el pensamiento racional.
Así que emitir opiniones es fácil, cualquiera que tenga un manejo práctico puede hacerlo, como cualquier analista político o deportivo en televisión y cualquiera en redes sociales, pero brindar argumentos racionales, válidos y fundamentados, tal como promueve la ciencia y la academia, no es algo que todos puedan llevar a cabo, a menos que tengan preparación. De esta manera, muchas opiniones son descartables y pueden, deben, no ser consideradas, ya que son inválidas y sin sustento, carentes de un argumento válido. Ahora miro diferente los programas de televisión ¿alguien más lo vivió igual?

*Doctor en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. antonio.gonzalez@ired.unam.mx

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