La importancia del silencio
Marco Antonio González Villa*
El silencio dispone de una complejidad interesante pensando en los diferentes y posibles sentidos que se le pueden atribuir: es tan ambivalente, polar, que no cualquiera puede asir o entender su significado.
De inicio, va en oposición al sonido, como antónimo, pese a que ambos pueden formar parte de un mismo mensaje: El lenguaje requiere del silencio, breve, pero de una manera totalmente necesaria, ya que los signos ortográficos, al momento de la lectura en voz alta, por ejemplo, representan una pausa, un silencio, que dota de sentido y coherencia a un mensaje escrito.
En el caso de la música, actividad artística que hace un uso magistral del silencio, su presencia, su intromisión es anuncio de un cambio en la melodía o bien el paso de un movimiento a otro, así como, obviamente, anuncia el fin de una obra.
En la vida cotidiana, el silencio es cómplice de la noche, ya que se tiende a disminuir la cantidad de sonido que se provoca en el ambiente, por ser tiempo de descanso, siendo entonces, el descanso, uno de sus posibles significados. También, no podemos omitirlo, el silencio puede representar o simbolizar la muerte de una persona (se guarda un minuto de silencio por los que han ido); los felinos carnívoros acechan comúnmente a sus presas en silencio, en las sombras.
Pero es en las relaciones sociales en donde más podemos encontrar dificultades por su presencia: para muchas personas el silencio es signo de que otro no quiere hablar (“nada más te quedas callado”), no quiere dar nada de sí o desconfirmar a alguien (“dime aunque sea algo”) e, incluso, puede ser un generados de ansiedad en muchas personas; de hecho, en muchas de las películas llamadas de arte o de culto, que suelen no tener música de fondo, el silencio se hace insoportable para muchos espectadores, por lo que no son seguidores de este tipo de cine. El silencio también se asocia a la vergüenza, la culpa y la ignorancia (¿no sabes qué decir verdad?), al igual que a la complicidad en un delito, o la estoicidad en el sufrir, o al momento que sigue a una ruptura amorosa, por lo que acaba teniendo una connotación negativa.
Sin embargo, el silencio también puede representar un momento de aprendizaje y plena concentración, como cuando leemos en silencio o guardamos silencio en una biblioteca, así como puede significar un momento de paz, como el tiempo de calidad que pueden tener algunas parejas que no precisan hablar para sentirse bien, bastándoles sólo estar uno al lado del otro incluso en silencio, puede ser también un signo de sorpresa, o bien, como dice la filosofía oriental, puede representar un deseo de no agredir u ofender a otra persona, “que tus palabras sean más bellas que el silencio” dice una frase que deja implícita la belleza del silencio, así como su conveniencia si se empleará el sonido con fines no adecuados. En muchas culturas y épocas el silencio es un acompañante de la sabiduría.
Tomando en cuenta estas últimas posibilidades, no me queda más que hacer la siguiente invitación: Vamos a hacer un silencio dice una canción de Caifanes, dejemos que nos guíe mientras apreciamos su valor. Ahora, me alejo en silencio…
*Doctor en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. antonio.gonzalez@ired.unam.mx
Muy buena reflexión, Me alejo en silencio Doctor…