Jalisco… ¿Avanza?
Luis Christian Velázquez Magallanes*
En el terreno de la educación existe una serie de lugares comunes que, por su capacidad de enarbolar discursos o por erigirse como axiomas para justificar decisiones y políticas educativas, se han convertido en los dogmas más socorridos por los investigadores de escritorio.
Una de estas muletillas se encuentra en la creencia de que medir los resultados de los programas académicos de distintos niveles a través de pruebas estandarizadas u objetivas revela con precisión la efectividad o no de la política educativa en turno.
Las pruebas objetivas o estandarizadas, por tanto, tienen como principal finalidad medir de manera consistente y comparar la adquisición de saberes, el desarrollo de habilidades o las aptitudes adquiridas al concluir un grado o un nivel educativo.
Las causas que pudieran explicar la creencia y necesidad de aplicar pruebas objetivas pueden encontrarse en la siguiente lista:
1. Evaluación a gran escala: Permiten la valoración de la matrícula total de un sistema educativo; normalmente se aplican cuando las autoridades educativas quieren recabar información sobre los resultados en la aplicación de un modelo.
2. Comparación de resultados: El diseño de pruebas estandarizadas posibilita que se identifiquen las semejanzas y las diferencias a partir de los resultados de una escuela a otra o de una región a otra. Las comparaciones sirven para identificar, siempre y cuando el análisis sea sistemático y ordenado, como las circunstancias regionales, sociales y económicas son determinantes en los resultados de un lugar a otro.
3. Identificación de necesidades: identifican las necesidades para la mejora de los procesos y sus resultados; los indicadores de las pruebas permiten precisar qué es lo que falta para mejorar los diseños instruccionales. Se entiende que los procesos son entes complejos que necesitan monitoreos constantes para establecer rutas de mejora continua.
4. Rendición de cuentas: Sirven para medir la efectividad de un modelo, es decir, la relación de los objetivos de un sistema con sus resultados. El monitoreo permite evaluar la calidad de sus procesos de enseñanza y aprendizaje, así como también el progreso alcanzado por las instituciones educativas. Los resultados permiten preguntar a los actores educativos las razones de haber alcanzado o no los objetivos de su quehacer profesional.
5. Toma de decisiones: El análisis de los resultados se considera para adaptar el currículo, para replantear la política educativa y hacer las adecuaciones pertinentes para la mejora de las escuelas de carne y hueso, con el objetivo de asignar o redistribuir los recursos para el sistema educativo o para el diseño e incorporación de programas académicos o profesionales.
6. Objetividad: El diseño de estos instrumentos pretende despojar de cualquier indicio de subjetividad a los procesos de enseñanza y evaluación; las pruebas se construyen considerando cómo los alumnos recurren a procesos de pensamiento o habilidades para la solución de problemas cognitivos.
Además de estas razones, también es importante señalar que las pruebas estandarizadas son utilizadas para realizar comparaciones nacionales e internacionales. Los modelos educativos deben recabar información sobre cómo progresa o se sitúa la efectividad respecto a los resultados de otros estados o países. La educación también, desde una perspectiva global y desde las múltiples organizaciones que se encargan de su monitoreo, establece parámetros para los niveles educativos.
Los niveles estandarizados o globales son necesarios o, como se ha planteado en las teorías latinoamericanas educativas, también deben respetar las circunstancias regionales para determinar los propios. El problema de estas posturas es que implican cuestiones económicas fundamentales de los estados porque, si la política nacional no se construye a partir de los estándares globales, se pone en riesgo la inversión de capitales extranjeros.
Y entonces, ¿cómo se debería interpretar o asumir la aplicación de la prueba Jalisco Avanza? En el objetivo que se lee en el cuadernillo de preguntas, se menciona que se pretenden revisar los niveles alcanzados en Lectura, Matemáticas y Formación Cívica y Ética.
Los resultados de la prueba del año anterior se presentaron como un ejercicio comparativo entre medias nacionales y estatales respecto al desarrollo de habilidades comunicativas, matemáticas y cívicas.
Por otra parte, si la prueba se aplicó el ciclo escolar anterior y sus resultados se analizaron, deberíamos cuestionar qué modificaciones se realizaron desde la misma Secretaría jalisciense para obtener mejores resultados o si se piensa que se debe evaluar el modelo como autoridad, pero se deja que cada escuela, desde sus circunstancias, haga lo que pueda para salir mejor posicionada.
A simple vista, podemos observar que el eslogan no está a la altura de la expectativa porque, mientras los procesos elementales para que las escuelas funcionen no se cubran, no se puede anunciar que “Jalisco, avanza”.
*Licenciado en Filosofía. Profesor en la Escuela Secundaria General 59 “Francisco Márquez” de la SEJ. chris-brick@hotmail.com
Excelente reflexión. Considero que aún estamos en pañales en lo que a evaluación respecta; me refiero a que, ni siquiera a nivel local hemos determinado cuáles son las competencias que deberíamos de evaluar en educación básica. Y sí, sé que sueno muy tradicionalista al decir “competencias”, pero no todo lo viejo es malo. Habría pues, que desarrollar perfiles concretos a nivel estatal de lo que la sociedad de jalisco requiere para resaltar a nivel nacional y por qué no… a nivel mundial.
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