Formar formadores

 en Miguel Bazdresch Parada

Miguel Bazdresch Parada*

Abrir o no las escuelas es la cuestión educativa que ocupa la mayor parte de la conversación educativa en el ámbito público. Ya sabremos qué pasó en unas semanas más. Y sin restar importancia a esa cuestión conviene no dejar de lado otras cuestiones.
Santos Guerra, un educador e investigador español, conocido en nuestro país, ha publicado una reflexión sobre la formación del profesorado(*) la cual fundamenta la importancia crucial de esa acción. Propone:

“A mi juicio, la selección y formación de los profesionales de la enseñanza constituyen la piedra angular de la calidad del sistema educativo. Ningún otro elemento es comparable a éste: ni la cuantía del presupuesto destinado a la educación, ni la inteligencia y honradez de los políticos que gobiernan el sistema educativo, ni la organización de las escuelas, ni la coherencia y extensión del currículo. Todo se mejora si contamos con profesionales motivados, cohesionados, bien formados (Imbernón, 2014). Digo cohesionados porque la enseñanza es una tarea colegiada, porque la educación es el desarrollo compartido de un proyecto, (…) No hay niño que se resista a diez profesores que estén de acuerdo durante tiempos prolongados. Y porque las bisagras del sistema deberían estar mejor engrasadas para que lo que se hace en una etapa no se destruya en la siguiente.”

Desde luego, el lector notará los temas polémicos que toca el autor. Sin embargo, considero que, por las razones del autor, o por otras, la formación del profesorado “piedra angular de la calidad del sistema educativo” puede ser aceptada como clave. Si aceptamos la afirmación es posible aceptar otros problemas y problemáticas a mejorar con un cuerpo de “profesionales motivados, cohesionados, bien formados”.
La complejidad del fenómeno educativo y su compleja concreción en sí, nuestra compleja sociedad tiene un aliado en los profesores y profesoras. Diferencias, intereses diversos, complejidad de contenidos, importancia crucial de actitudes, emociones, conocimiento e intereses diversos de los diferentes actores partícipes en la educación, tienen en el centro de esa complejidad a los profesores y profesoras. De ahí que la formación como formadores es clave para resolver la conflictividad del hecho educativo sumada a la conflictividad de los hechos socioeducativos. Desde luego no se trata de evitar la participación de todos los actores educativos. Se trata de reconocer la capacidad de los profesores y profesoras para propiciar la conversación, el análisis y la sindéresis del abigarrado conjunto de actores, factores y condiciones de la educación. No como “magos” sino como personal formado en razón y emoción.
Por eso, es de la mayor urgencia construir una formación de formadores capaz de conseguir esos atributos mencionados por Santos Guerra y otros más a deducir del análisis de nuestra realidad educativa, en particular, la educación normalista. Sin prisas, ni presiones, y sí con firmeza y con aceptación del largo plazo requerido por esta que, puede ser la hazaña educativa de los años venideros.

*La formación del profesorado, piedra angular del Sistema Educativo. Crónica. Revista Científico Profesional de la Pedagogía y Psicopedagogía núm. 5, 2020 https://formacion.copypcv.org/revista/index.php/revistacronica/article/view/100

*Doctor en Filosofía de la educación. Profesor emérito del Instituto Superior de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). mbazdres@iteso.mx

Comentarios
  • MARÍA TERESA SANCHEZ

    BUENA REFLEXIÓN¡¡
    ALGUIEN PODRÍA DECIRME Y/O COMPARTIR EL CURRICULO FORMATIVO PARA DOCENTES DE CIENCIAS (BIOLOGÍA) EN ESPAÑA Y EN CHILE

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