Eutanasia

 en Jorge Valencia Munguía

Jorge Valencia*

Shanti de Corte decidió morir.
Estaba en el aeropuerto de Bruselas a punto de emprender un viaje de graduación en el momento en que el grupo terrorista Isis detonó varias bombas que dejaron 30 muertos y 300 heridos. Tenía 17 años. Con una depresión severa, fue internada en un hospital psiquiátrico donde, por si no fuera poco, sufrió una agresión sexual que la llevó a intentar dos veces –sin éxito– el suicidio.
Entonces solicitó al gobierno belga la eutanasia. Después de varias denegaciones, finalmente le fue concedido ese derecho reconocido por la legislación de Bélica desde 2002, a los 23 años de edad. Murió en el cumplimiento de su deseo, acompañada de sus familiares, en mayo de 2022.
La Bioética es la rama filosófica entre cuyos temas centrales se discute la eutanasia. Como parte de la filosofía, está ajena a posturas religiosas y culturales y admite una argumentación moral de carácter empírico.
La filósofa británica Philippa Foot plantea la posibilidad de este recurso extremo sólo como una condición de un bien para quien la solicita (foma activa) o quien la obtiene en situación extrema (forma pasiva). Es decir, cuando la vida para una persona no constituye ningún beneficio. No se refiere a impedimentos físicos ni mentales ni al simple hecho de no sufrir durante el proceso de morir, sino al único recurso, más allá de toda posibilidad de sobrellevar una vida “normal”. Es decir, cumplir con lo que en términos humanos significa vivir: gente cerca, un propósito, expectativas, plenitud, dignidad…
En los países conservadores, la práctica de la eutanasia sigue siendo un tabú. La mayoría de las veces se apela a razones de fe y de la propia vida como valor supremo. En todos los casos, la decisión es impuesta por terceros y por la consideración de lo mejor hacia el otro.
En un animal, la eutanasia es una posibilidad generalmente admitida bajo el criterio de la compasión. Cuando un animal está impedido para ser lo que es, de acuerdo con su especie. Por ejemplo, si un caballo de carreras sufre una lesión que le inhabilita para caminar (ya no digamos correr) o si un perro sufre una enfermedad terminal que le ocasiona un largo e inútil sufrimiento.
Entre los seres humanos, resulta una decisión controversial que, indistintamente, obliga una reflexión empírica. ¿Qué es lo humanitario? ¿Hasta dónde cabe la compasión? ¿Es lo mejor para esa persona en particular?
Seguramente se requiere un replanteamiento profundo de las convicciones y una discusión exhaustiva acerca de la libertad, la dignidad, el mejor beneficio para alguien en concreto.
Los legisladores mexicanos empezarán a discutir este tema a partir de septiembre.

*Director académico del Colegio SuBiré. jvalenci@subire.mx

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