“Ése”

 en Jorge Valencia Munguía

Jorge Valencia*

Algunos mexicanos usan el pronombre demostrativo como pronombre personal. Incluso modifican la tercera persona gramatical por la segunda. “Ése” es “tú”. Se usa en un contexto sociocultural de rango menor y tiene el cometido tácito de una agresión. Se dice “ése” para cosificar al interlocutor, despojándolo de toda identidad, hasta de la presencia: en rigor, “ése” es el que está allá, lejos de quien conversa.
–Qué onda, “ése”– se dice como un acto de prevención, como una advertencia previa a los golpes.
“Ése” es alguien sin nombre a quien hay que “pintarle la raya”. Significa “no te acerques o te ‘va a cargar el payaso’”. Se dice en el barrio cuando alguien que no pertenece al territorio pasea por la banqueta y es hora de la rayuela y las caguamas de la banda. O en el taller mecánico cuando el cliente se quiere poner “sabroso” por el precio de un mofle que sale lo mismo que los amortiguadores.
“Ése” es el adversario. Alguien a quien la vida le ha favorecido sin merecimiento ni motivo de reconocimiento. Por el contrario, es el que se llevó lo que pertenece a otros por causa del destino. Por suerte o por chiripa.
Nombre genérico, “ése” es el “bato”, el “tipo”, el “valedor”, el “johi” (decían los jipitecas de los años 60)… Nombrar también es someter; tener a otro a tiro, con el puño listo para reventarle el pómulo. Resalta la desigualdad; por lo tanto, la enemistad. Antagonía de clase y declaración de guerra: “aguas, ‘ése’”. Se dice levantando el mentón y apuntando con el dedo índice. Prescinde y sustituye al nombre de pila o al apelativo de respeto. En vez de “joven” o “señor”. Más cerca de “puto” y de “hijo de la chingada”.
Se dice en el barrio. Entre cuates de la banda, “ése” es máscara camufladora del afecto. “¿Quieres, ‘ése´?”, se le dice a quien se ofrece la “chela” en bolsa o la caguama tibia. Ahí no pretende amenaza sino cariño seco. De “machín”. Carnales de la cuadra. Hermanos de sangre vinculados por la desgracia. “Ése” ahí se pronuncia con respeto genuino, como un santo y seña sólo significativo para quienes comparten el código por pertenencia al rumbo.
Cuando alguien de corbata lo pronuncia, suena a caló desagradable, a acto de impostación cuando mucho esnob. A error gramatical y apetito “hipster”. Sólo a pronombre demostrativo mal empleado. ¿O no, “ése”?

*Director académico del Colegio SuBiré. jvalenci@subire.mx

Escriba su búsqueda y presione ENTER para buscar