Entre lo incumplido y el anhelo: fin y principio de año

Marco Antonio González Villa*

Hablar del tiempo y de las diferentes formas en que intentamos apresarlo para entenderlo y pretender manejarlo, remite a una complicación en donde la subjetividad es un emergente que puede dar cuenta de los logros o no que tenemos de las metas propuestas en un periodo de tiempo específico. Hablar de pasado y de futuro ha tomado un matiz tan relativo que en ocasiones, sin darnos cuenta incluso, han aparecido anacronismos que no importa del tiempo del que se hable, siempre ocurrirá lo mismo.
Cada fin de año nos da la posibilidad de valorar y contabilizar en qué medida cumplimos cada uno de los doce deseos que nos planteamos cuando dicho año apenas contaba con unos segundos de nacido y la verdad es que en muchas ocasiones tendemos a ser benevolentes con nosotros mismos, pese a que los resultados no hayan sido, ni cerca, lo que esperábamos; sin embargo, en un breve lapso de tiempo podemos pasar de la frustración de lo incumplido a la esperanza de volver a tener nuevos anhelos e intenciones de ahora sí conseguir lo que nos proponemos
Varios compañeros editorialistas han realizado recuentos sumamente brillantes e interesantes que nos dejan ver como lo político y lo social se entretejen y se cruzan de una forma dialéctica realmente interesante, pero lamentablemente más conveniente para los actores centrales del primer grupo referido, lo que ha enviado un mensaje para todos aquellos jóvenes que van a votar por primera vez en este 2018: no importa por quién quieras votar, el Neoliberalismo y la corrupción siempre van a ganar. Hoy deseamos que la historia no se repita, pero…
No hubo día del año 2017 en el que los mexicanos, desde niños a adultos, no hayamos escuchado una noticia que nos conmocionó o impacto por su crudeza o por lo inconcebible de la magnitud de un crimen cometido sin que haya responsables pagando por ello. Pese a ello, el PRI y el PAN, constructores y diseñadores de la inestabilidad económica y legal que vivimos hoy en el país, señalan que han obtenido y dado buenos resultados en los lugares en donde gobiernan, por lo que, desde su óptica, cumplieron con sus metas y promesas.
Lo que es seguro que escucharemos en el año venidero, y a lo que deben irse acostumbrando todos nuestros niños y adolescentes, son las promesas de siempre: mejores condiciones de salud, educación de calidad, erradicación de la pobreza, igualdad de oportunidades, eliminación de la corrupción y la impunidad, así como mejores condiciones laborales, promesas que no se van. ni se tienen que cumplir o con las que se puede ser benevolente en la valoración de su logro.
Pero quiero ser optimista como la mayoría de las personas y por eso deseo que, finalmente, se respete el voto de todos en las siguientes elecciones, que ocupen docentes y no políticos los cargos importantes en la Secretaría de Educación y que se garantice el futuro de todos los alumnos del país, no sólo en el ramo educativo sino también en el laboral. Desear no empobrece e ilusiona, por lo que dentro de un año podré valorar si mis deseos se cumplieron o no. Prometo ser objetivo en su valoración.

*Maestro en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. antonio.gonzalez@ired.unam.mx