Educar entre el sol, la historia y el devenir

 en Miguel Bazdresch Parada

Miguel Bazdresch Parada*

Deseo a los lectores de la web “Educ@rnos” un gran año de realizaciones y gustos al lado de familiares, colegas y acompañantes. El calendario puede ser un buen pretexto para renovar fuerzas, motivos y proyectos a veces decaídos por la ingente realidad.
Los refranes y dichos a veces son ilustradores y pueden ayudar a la comprensión de los sucesos en los cuales nos vemos relacionados. Otras veces resultan contradictorios y recordarlos frustra el buen ánimo. Otras veces animan y ayudan a dejar atrás malas “vibras”. Van algunos ejemplos de esas contradicciones. Decimos: “No hay nada nuevo bajo el sol”, cuando alguien o algo quiere sorprendernos con una aparente buena idea o propuesta nunca vista; así, en alguna forma nos privamos de posibles ideas buenas, aunque no necesariamente nuevas.
Por otro lado, en ocasiones decimos “La realidad, como el agua de los ríos, nunca es la misma”, pues la vida de todos los seres de este universo, a cada instante se modifica, poco o mucho, pues vivimos en el espacio–tiempo cuyos movimientos, aunque no nos parezca, son diferentes. El Sol “sale” todos los días, sí, sin embargo, no es el mismo Sol pues en 24 horas ya perdió unas buenos kilos de su millonaria masa. Por eso, lo hecho aquí y ahora, al siguiente instante ya fue ayer y entonces. De ahí el cuidado, el respeto y la compasión son excelentes guías para decir qué y cuándo hacer, decir, pensar y emprender.
Por último, consideremos la historia. Algunos nos dicen “la historia siempre se repite”. A cualquier novedad le podemos encontrar antecedentes similares o idénticos. Otros, al contrario, dicen que la historia siempre está abierta a las nuevas creaciones de los seres humanos. Y nos recuerdan algunos “nunca vistos” famosos. La historia es un excelente argumento para no movernos a hacer nada, o es motivo de buscar aquella novedad con la cual podamos resolver algún problema o situación y hacer historia.
¿Y la educación? Los y las docentes suelen afirmar que, si bien cada estudiante del grupo con el cual trabajan es distinto, ellos y ellas ya creen que conocen y saben quién es quién por lo que dicen y hacen. Quien es “listo”, quien “desobligado”, quien “dedicado”, quien de plano “flojo” o “latoso” o “indeseable”. En medio de esa variedad reconocida esos mismos docentes esperan “que la historia” no se repita, pues lo antes vivido ya es pasado y el presente es una nueva oportunidad. Por eso el ánimo no decae entre los educadores y al mismo tiempo puede, en ciertos casos, ser fuente de búsqueda para conseguir la realización de una nueva docencia, esa que aún no aparece.
Poco ayuda cuando los funcionarios del gobierno educativo quieren mejorar o cambiar sin tomar en cuenta los muchos intentos previos, repiten los mismos procesos y desilusionan a los más animados. A veces creen que la historia no se repite y se topan con la realidad de la repetición. El cambio de la educación es un “animal bravo” dispuesto al pleito si se le mira de frente; y es un “animal dócil” si nos ponemos al lado y le ayudamos a caminar y a levantarse si tropieza. Lentamente, con mucho cuidado, y así la realidad será nueva a cada paso.

*Doctor en Filosofía de la educación. Profesor emérito del Instituto Superior de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). mbazdres@iteso.mx

Escriba su búsqueda y presione ENTER para buscar