Diez estrategias o el cuasi-protocolo de actuación para el autocuidado docente
Luis Christian Velázquez Magallanes*
Es indignante e, indubitablemente, debe considerarse como un verdadero signo de descomposición, los niveles de violencia en torno a la labor docente. Los casos de violencia y agresión hacia maestros se están presentando con mayor frecuencia y con altos niveles de ira.
Jaime Navarro Saras en “La deshumanización de la escuela” https://revistaeducarnos.com/la-deshumanizacion-de-la-escuela/ propone el regreso a las prácticas de calidez que ayudaron a construir sujetos empáticos, solidarios y comprometidos con su entorno social. La radiografía muestra que la pérdida de esta visión ha transformado a la escuela como una especie de “reality show” de pésimo gusto, en donde se busca evidenciar con premeditación y dolo las malas prácticas o los errores del día a día de las escuelas, pero poco se hace por mostrar los resultados exitosos.
El análisis causal no debe caer en el error de culpar a uno de los integrantes del fenómeno; una reflexión puntual y meticulosa debe dar cuenta de que el fenómeno tiene corresponsables que, de manera conjunta, han propiciado el incremento inconsciente y desmedido de casos violentos en las escuelas.
¿Qué han hecho las autoridades educativas, las familias y los docentes para que la escuela se haya convertido en un escenario de prácticas violentas?
La realidad muestra a unas autoridades poco comprometidas para consolidar políticas educativas para promover el interés superior de niñas, niños y adolescentes, a maestros poco comprometidos en el desarrollo de habilidades socioafectivas en los alumnos y familias nada interesadas en la educación integral de sus hijos. La situación presenta una completa separación de los actores que deben estar unidos y coordinados.
Phillipe Perrenaud, a partir de los problemas que enfrenta la sociedad contemporánea, diseñó competencias para describir una visión integral de la labor docente. La profesión no se refiere solo a transmitir saberes, tiene otras competencias necesarias para educar desde una perspectiva integral.
Las competencias propuestas se agrupan en las siguientes dimensiones:
- Competencias didácticas: Se refieren a la capacidad de diseñar, organizar y evaluar los procesos de enseñanza-aprendizaje y a la adaptación del proceso en sí a las particularidades y necesidades de los alumnos.
- Competencias comunicativas: Capacidad de establecer procesos de diálogo asertivos con colegas, alumnos y la comunidad educativa, propiciando un clima colaborativo y propositivo.
- Competencias organizativas: Se refiere a la capacidad de organización del aula, a la efectividad en la planeación del tiempo y los recursos y a la coordinación con colegas y demás actores educativos.
- Competencias reflexivas: El docente debe desarrollar la capacidad de autoevaluación y autoanálisis de su quehacer con el objetivo de mejorar la práctica a través de la experiencia y la investigación educativa.
- Competencias éticas: Se refiere al nivel de compromiso con la promoción de prácticas que promuevan valores como la justicia, el respeto y la inclusión.
La propuesta de Perrenoud derivó en el desarrollo de competencias específicas para cada uno de los ámbitos escritos y, por su aportación y lucidez, han influido en la elaboración del perfil del maestro que en la actualidad debe estar presente en las aulas.
Pero la situación de emergencia requiere que también los maestros reconozcamos otras competencias para evitar entornos violentos. No se piense que se quiere diseñar otro protocolo de actuación, la intención no es caer en esas supercherías; su finalidad estriba en dar a conocer una serie de estrategias de supervivencia necesarias para enfrentar la situación actual que atraviesa el magisterio.
a) Tenga presente los documentos que orientan y delimitan su trabajo. Artículo Tercero Constitucional, Ley General de Educación, Manuales de Organización, Acuerdos Vigentes sobre el tratamiento de conducta y procesos de evaluación y demás que sean necesarios.
b) Realice un diagnóstico que le muestre de manera efectiva cuáles son las condiciones sociales, económicas e idiosincrasia de los alumnos y familias.
c) Desarrolle procesos en donde no se fomente la adquisición de saberes, sino que también se promuevan valores para la reconstrucción del tejido social, como la empatía, el respeto y la inclusión.
d) Diseñe procesos de evaluación en donde todos los actores participen. Los mecanismos de evaluación no deben propiciar conflictos; deben entenderse como mecanismos para mejorar.
e) Conozca a todos sus alumnos para identificar qué tipo de apoyo o acompañamiento necesitan.
f) Sea un especialista en los contenidos que imparte; el maestro debe ser un profesional e investigador de los contenidos que desarrolla en el aula.
g) Desarrolle material didáctico acorde a las necesidades de los alumnos, no el que se considere que es el mejor. Los intereses de los alumnos generarán su propia motivación.
h) Promueva procesos holísticos o interdisciplinarios de conocimiento, fortalecer la colaboración entre colegas y directivos.
i) Construya un proyecto de desarrollo profesional para ser un mejor docente; la preparación debe cubrir el área de conocimiento de su disciplina y procesos didácticos.
j) Autorreflexione y analice su labor como docente a partir de los resultados de los alumnos y de cómo van modificando su comportamiento a través de los valores promovidos en el aula.
O si UD. es un docente en una zona de alto riesgo y tiene la enorme pereza de hacer lo conducente para mejorar su práctica y si, además, se caracteriza por construir y fomentar entornos violentos, entonces debe desarrollar las competencias para asumir las consecuencias de sus decisiones.
*Licenciado en Filosofía. Profesor en la Escuela Secundaria General 59 “Francisco Márquez” de la SEJ. chris-brick@hotmail.com
Todo empezó cuando se le fue restando autoridad al maestro… Con el fin de simular una realidad ficticia, se nos prohibió terminante reprobar a los alumnos, aunque su rendimiento fuera casi nulo… Perdiendo la autoridad, también se perdió el respeto, y de ahí en adelante, hasta llegar a lo que hoy vemos, lo cual, tristemente será mucho muy difícil de revertir…
Excelente artículo, muchas felicidades amigo Luis
Efectivamente la pérdida de autoridad a Padres de Familia y Maestros ha contribuido a la actual descomposición del tejido social.
Es urgente que en las familias se trabaje por recuperar los valores morales: el respeto, honestidad, trabajo, solidaridad, etc. Solo así podremos vislumbrar un entorno más sano y menos violento.
Te felicito x tan buen articulo.