Diez años vista

 en Miguel Bazdresch Parada

Miguel Bazdresch Parada*

Parece fácil cumplir diez años. ¿Qué son diez años en los mega-millones de años que tiene nuestro mundo? Y así, como el mundo con tantos años aún no acaba de formarse del todo (aunque algunos digan que cada vez más deforme), así las personas, las razas animales, la materia rocosa y la ígnea del centro de nuestro mundo, cumplimos años y nos ponemos contentos. Educ@rnos está contento y nosotros con ella, pues la hemos acompañado desde su concepción hasta este su décimo aniversario.
Jaime Navarro, editor y sobre todo profesor, ha sido la piedra angular de este edificio-revista que en el nombre lleva su finalidad: educarnos. Eso sí, nada fácil educarnos, pues implica explorar, resistir, complacer, comprender, valorar y disentir. Todos verbos–procesos indispensables para estar en esta realidad humana, en construcción desde esos millones atrás.
Educar y educarnos a la vez, es fácil decirlo. No pocos se han opuesto a está simbiosis aparente, pues algunos se consideran ya educados y capaces, por ende, de educar. Desde luego conviene respetar esa aseveración, lo cual implica hacer ver el defecto epistémico que contiene: Tratar de educar a alguien supone la apertura de mente y cuerpo, fundamental, pues en la índole de la acción educadora contiene la disponibilidad a descubrir errores de mi pensar, defectos de mis consejos, equivocaciones en mis afirmaciones y la convicción de reconocer que sí suceden, incluso si es un estudiante quien nos hace caer en la cuenta del defecto. Lo congruente es aceptar, corregir y repensar mis asertos; a pesar de ser no tan común como debiera.
Educ@rnos nos recuerda cada semana, que no hay un solo paradigma educativo, sino varios. La virtud está en el diálogo entre ellos, pues ha quedado atrás, por su propio peso, la idea de un solo modo de educar y educarnos. Empezamos por dudar, y luego, afirmar, que no se puede educar a estudiantes con capacidades diferentes al mismo tiempo que aquellos que llamamos “normales”. E hicimos la educación especial. Seguimos con reconocer los aportes de filósofos y pedagogos, quienes con sus estudios del aprendizaje y de la enseñanza, la importancia de adecuar la enseñanza a la situación del aprendiz, pues ignorarla, conduce a un aprendizaje o sólo memorístico o de plano ausencia del aprender.
Seguimos con reconocer la importancia de educar a los adultos “analfabetos”, pues su cabeza ya estaría un tanto más “dura” que la de los infantes y adolescentes. Sin embargo, no fue fácil, pues la lógica era: si un niño aprende si repite una y otra vez, el adulto entenderá con menos repeticiones. Error. El adulto tiene una experiencia de vida tal que es el sustento de su capacidad de aprender. Letras sí, números sí, y más a partir de poner su universo vocabular por delante, así como los avatares de su vida cotidiana. Así, convertirá su experiencia de adulto en algo que escribir, algo que comunicar; y el abecedario y la numeralia serán, ahora sí, sus herramientas para lograrlo.
Diez años. Educ@rnos seguirá ayudando a mejorar nuestra educación. ¡Felicidades!

*Doctor en Filosofía de la educación. Profesor emérito del Instituto Superior de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). mbazdres@iteso.mx

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