Cuando el silencio hace ruido

 en Marco Antonio González

Marco Antonio González Villa*

El silencio, lejos de ser el nombre de uno de los mejores discos de rock en español realizado por Caifanes, es la palabra que empleamos para designar a la ausencia total de sonido. Y esa falta de sonido es totalmente necesaria tanto en la música como en la lectura en voz alta y en la comunicación: es una pausa necesaria que le da continuidad, ritmo y fluidez a lo que se dice o a lo que suena melódicamente.
Sin embargo, principalmente en las relaciones sociales, el silencio tiende a tener una connotación negativa o poco deseable: cuando alguien muere se hace un minuto de silencio, en las escuelas el silencio era signo de control y poder característico de la llamada escuela tradicional o bancaria ampliamente criticada en la actualidad; en algunos niños o niñas el silencio es signo de autismo o de conflicto emocional; se habla de silenciar a alguien haciendo alusión a haberlo matado o haberlo obligado a ya no reclamar o protestar por algo; también se hace referencia a silencios incómodos y de la molestia de que alguien se quede callado, lo que significa que se queda en silencio; el silencio ante las autoridades es tomado como signo de sumisión, lo que es el sueño de toda persona autoritaria. Este tipo de silencios generan ansiedad en muchas personas, de todas las edades, por lo que prefieren hablar y hablar y hablar sin parar, como una forma de contrarrestarlo, dando por sentado que siempre será mejor hablar, hacer sonido, que hacer silencio. Es cuando el silencio le hace ruido a muchas personas.
Pero ¿en realidad es malo el silencio?, ¿por qué no se educa a las y los infantes para guardar silencio? El silencio ha salvado la vida de muchas personas a lo largo de la historia, tanto en momentos de guerra como en encuentros inesperados con animales salvajes. El silencio evita conflictos entre personas porque logra que no seamos imprudentes. Si las personas guardaran silencio mientras están bajo enojo, podrían evitar lastimar a sus seres queridos con palabras y gritos hirientes. En terapia y en las relaciones sociales el silencio dice mucho, manda un mensaje, “de eso no quiero hablar o contigo no quiero hablar”, que puede ser interpretado como rechazo, enojo y/o molestia, entre muchas opciones más. Pero dice algo siempre.
La frase sumamente conocida que a la letra dice “cuando hables, que tus palabras sean mejores que el silencio” es una invitación a pensar en lo valioso e importante que es el silencio. De aplicarlo como una máxima del comportamiento nos podríamos ahorrar ofensas, promesas falsas de amor o de políticos, órdenes o palabras absurdas y molestas de autoridades, la frustración y el resentimiento manifiesto de muchos, en fin, pensemos en todas sus posibilidades. El silencio no es necesariamente malo, no le pongamos entonces esa etiqueta. El silencio es parte de la melodía de la vida… y a veces suena tan bien, como en un momento de paz y calma, ¿o no?

*Doctor en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. antonio.gonzalez@ired.unam.mx

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