Conservar el fundamento educativo aun en tiempos de contingencia

 en Miguel Ángel Pérez Reynoso

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

En estos días de contingencia el entorno social y urbano nos muestra una cara enrarecida, los rostros de las pocas personas que caminan por la calle muestran un semblante triste, predomina la desconfianza y las dudas acumuladas. El coronavirus nos ha cambiado la cara y nosotros estamos obligados a regresar y cumplir con los fundamentos educativos y devolverle el rostro formativo a la tarea de educar.
El concepto de educación aparte de sus dos raíces grecolatinas edukare y educere; está vinculado con dos principios más:

a) Educar es un acto de construcción o edificación en provecho del perfeccionamiento de la persona o del ser humano.
b) Ligado al principio anterior, educar es un acto a favor de la vida, del cuidado y mantenimiento del desarrollo de la propia persona a lo largo de su vida.

Para lograr lo anterior, Antoni Colom nos habla de que educar tiene que ver con el hecho de garantizar una especie de paquete de desarrollo moral. Él habla de cumplir con 11 principios de desarrollo valoral, los cuales nos hacen más humanos, más ciudadanos y respetuosos del entorno en el que vivimos.
En este tiempo atípico de pandemia por el coronavirus, el valor del cuidado de la vida se coloca por encima de todos los demás valores. Ya Michael Foucault, al lado de otros seguidores, hablaban en sus textos de Biopolítica, acerca de la importancia del valor de la vida.
Hoy, cuando nos encontramos parados, no así la tarea y la atención educativa, se requiere el regreso a los fundamentos de la teoría y las prácticas educativas.
Los fundamentos educativos están ligados a factores culturales, éticos, políticos y los propiamente pedagógicos. En dichos fundamentos se reconocen las costumbres y las tradiciones educativas, las normatividades que regulan el servicio y el funcionamiento de las escuelas, la imagen y el compromiso social de los educadores en su compromiso por educar a las nuevas generaciones o a las generaciones jóvenes y continuar con la tarea ancestral de garantizar que las generaciones nuevas tengan acceso a los conocimientos y representaciones que la humanidad ha sido capaz de acumular a lo largo de su historia.
Dentro de este escenario en el que muchos de nosotros nunca habíamos vivido, se exige el regreso a los fundamentos de lo educativo y lo humano, de lo humano y lo educativo. El respeto de dichos fundamentos es lo que nos ha hecho especie y hoy con respecto a la vida y al desarrollo humano, es que estamos obligados a respetarlos.

*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. mipreynoso@yahoo.com.mx

Comentarios
  • Mtro. Adelaido Azpeitia

    Hoy, ante esta contingencia; los que intégranos esta generación docente, nos conlleva a la reflexión sobre cuánto nos hemos estancado en nuestra pedagogía y cuánto nos hace falta revolucionar nuestra didáctica.
    Saludos cordiales.

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