Cifras y una duda educativa

 en Miguel Bazdresch Parada

Miguel Bazdresch Parada*

Medir, contar y numerar son operaciones valiosas para identificar de manera objetiva las metas logradas y las pendientes. Las afectaciones a la educación pública por causa de la pandemia han sido de fuerte impacto. Revisar y considerar algunas cifras oficiales ayuda a estimar cómo avanza la educación mexicana.
La secretaria de Educación Pública presentó el tercer informe de labores, en el cual se mide algunos efectos en los servicios educativos nacionales por la pandemia y por la austeridad en el gasto federal público. Conocer algunos de los datos importantes a la vez de caer en cuenta de la labor de los educadores, permites reconocer algunos de los pendientes graves de nuestra política educativa y su repercusión en las aulas y en el conocimiento de los estudiantes.
En el ciclo escolar 2020–2021 la SEP gasto por alumno en educación básica 28.6 miles de pesos; en educación media superior el gasto 35.9 miles de pesos y en educación superior 84.5 miles de pesos. El gasto nacional en 2020 fue de 1,359,664.3 millones de pesos. En 2021, los recursos destinados fueron 1,526,546.8 millones de pesos. Estos montos son considerables.
Veamos los datos de alumnos inscritos. En el ciclo 19–20 la inscripción de alumnos fue 36,175,199 estudiantes. En 20–21 son 35,588,589 estudiantes. En números gruesos, 600 mil estudiantes menos de un ciclo al otro. Ahí están quienes abandonaron la escuela, algunos fallecidos por alguna causa incluida el Covid-19 y el resto quienes por impedimentos familiares dejaron de ir a la escuela. Es un pendiente nacional recuperar a quienes abandonaron la escuela.
Entre esos dos ciclos se perdieron un poco más de 1,200 escuelas y un poco más de 9,000 maestros dejaron de participar en la educación.
La proporción de alumnos por maestro fue en 20–21 de 17.6. La cifre es alentadora, pues toda proporción menor a 20 alumnos por maestro es de presumir, pues se considera ese número de estudiantes puede ser bien atendido por un maestro. Ahora bien, esa cifra global si la vemos por nivel educativo se descompone un poco. En básica la proporción es de 20.3 alumnos por maestro y en superior es 10.4 maestros por alumno. Desde luego estas proporciones si se miran por estados y municipios del país vamos a encontrar diferencias más agudas.
Si nos fijamos en los programas de la SEP para atender aspectos específicos de la función educativa encontramos numerosas iniciativas para cubrir algunas formas de rezago, de dificultad para ir asistir a la escuela o situaciones de riesgo de estudiantes y sus familias. Algunos ejemplos ayudan a considerar esas labores adyacentes a la educación. Un programa otorga becas, es decir un apoyo en efectivo, a familias y jóvenes en especial; más de tres y medio millones de familias se benefician de este programa. El Consejo nacional de fomento educativo (CONAFE) ofreció educación comunitaria a más de medio millón de estudiantes desde educación inicial hasta secundaria, en comunidades marginadas donde la escuela no ha llegado. Para apoyar la educación especial a personas con alguna discapacidad se apoyo a 798 centros de atención múltiple (CAM) y a 2,273 unidades de servicio y apoyo a la educación regular (USAER). Imposible revisar la labor de todos los programas educativos de apoyo a situaciones que rebasan la oferta escolar. La cuestión es ¿la dispersión de esfuerzos afecta conseguir logros con calidad?

*Doctor en Filosofía de la educación. Profesor emérito del Instituto Superior de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). mbazdres@iteso.mx

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