Cambio en la SEP ¿cambio político o educativo?

 en Marco Antonio González

Marco Antonio González Villa*

Habla del cambio en la cúpula de la SEP, resulta inevitable para todos nosotros. Jaime Navarro, como siempre, ya tocó el tema de una forma inteligente en este espacio, lo que me obliga a llevar el texto por otros rumbos. Con el cambio se cumplió nuevamente la tendencia, comenzada durante el mandato de José López Portillo, de contar con más de un secretario de educación en un sexenio, lo cual solamente no ocurrió en el gobierno de Vicente Fox.
Pese a formar parte de una corriente política, es claro que, por primera vez, tenemos al frente de la SEP a una persona cuya carrera profesional ha sido principalmente en el ámbito educativo, a diferencia de los secretarios anteriores que no negaban ni ocultaban su trayectoria e interés político, cambiando con suma facilidad de una Secretaría a otra o saltando a otro cargo político, olvidándose por completo de lo educativo, que nunca fue realmente su vocación o un área de desarrollo personal. Lo suyo era, y es, lo político, no lo educativo. De ahí las carencias y limitaciones que ha sufrido este campo en las últimas décadas.
Alejándome de cuestionamientos clasistas y refutaciones sin fundamentos del nombramiento de la Maestra Delfina, que muchas personas de la oposición han hecho, sí considero importante preguntar: ¿quién llega a la SEP: la maestra o la política?
Y no creo equivocarme al plantear que ha generado mucha ilusión que, finalmente, alguien que se formó en una escuela pública para ser docente y trabajó en las aulas haya llegado a ocupar ese puesto. En mi caso particular la expectativa es aún mayor, dado que es una persona que conoce y vivió la forma de operar de un sistema educativo estatal que, lamentablemente aunque algunos opinen otra cosa, dispone de una estructura igualmente política en la forma en que se asignan los cargos y mando superiores, que ha llevado a priorizar los objetivos de los dirigentes del Estado y que se olviden, casi por completo, de su carrera como docentes, los que la tuvieron, por lo que son poco empáticos con el magisterio. Ella sabe, y ha sentido, el daño que esto causa a las y los maestros.
Si llega la maestra al cargo, habrá sin duda una revalorización y dignificación de las y los docentes, al mismo tiempo podrá realizar cambios en lo educativo que ofrezcan mejores resultados, no sólo otorgando certificados para la estadística, sino para crear mejores escenarios en cada rincón de las escuelas, ya sea en lo presencial o a distancia. Si llega la política, existen grandes posibilidades de que no haya cambios y todo siga con la misma inercia. El tiempo nos dirá qué rol le pidieron jugar.

*Maestro en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. antonio.gonzalez@ired.unam.mx

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