Cambiar la educación

 en Miguel Bazdresch Parada

Miguel Bazdresch Parada*

¿Es posible modificar, cambiar, la educación? ¿Las deficiencias reconocidas de nuestro sistema educativo sabemos cómo pueden disminuirse? ¿Más de millón y medio de personas involucradas en la marcha cotidiana de la educación en México, pueden modificar al mismo tiempo sus comportamientos para adecuarlos a mejores prácticas educativas?
Si asumimos por un momento una triple respuesta afirmativa a las cuestiones anteriores, todavía nos faltaría ponemos de acuerdo en los modos, los cómo hacerlo, nada fácil de definir. También nos faltaría aceptar que esas imaginarias respuestas no pueden ser homogéneas, pues los estudiantes son personas individuales y a algunas les ayuda ciertos estímulos y procesos y a otros, por ejemplo, a quienes tienen alguna incapacidad, les ayudan otros procesos específicos.
Pablo Latapí, investigador non que fue en los temas educativos, escribió hace unos años una expresión cuya importancia y verdad no puede cuestionarse. Escribió: “La educación es esencialmente un asunto de calidades humanas, el Estado, esa entidad aparentemente tan poderosa, es en realidad impotente para educar, sólo crea condiciones favorables; quienes educan son siempre personas, independientemente de quién les pague su salario. Personas humanas con virtudes y defectos, entusiasmos, motivaciones, lealtades, resistencias, prejuicios, vanidades y ruindades.” (1)
Lo podemos decir de modo sucinto: Cambiar la educación depende de los educadores, maestros y familiares. Si fuera aceptable esta centralidad en las personas educadoras, la pregunta por el cambio se puede replantear así: ¿Es necesario cambiar las actuaciones de los educadores? Si la respuesta fuera sí regresa la cuestión sobre los cómo y con cuáles procesos. La respuesta se puede avizorar si los maestros y los familiares se plantean la pregunta y proceden a una respuesta fundamentada. Una ayuda singular a esos educadores, si la imaginación se hace realidad, son los aportes concretos de la investigación educativa.
Latapi lo pones así: “…la IE puede influir en la educación… a través de los actores educativos, sobre todo los maestros. Éste es otro camino que puede producir innovaciones en pequeña escala, sea dentro del sistema educativo convencional, sea fuera, en las zonas donde grupos de la sociedad civil innovan con mayor libertad.” (2)
Hay tarea pendiente para investigadores y educadores: Acercarse, entenderse, conversar de las miradas de quien, conocer las preguntas y respuestas de cada grupo, y trabajar juntos.

Notas

(1) Latapí, P. (2008). ¿Pueden los investigadores influir en la política educativa? Revista Electrónica de Investigación Educativa, 10 (1). Consultado el 10-10-22 en: http://redie.uabc.mx/vol10no1/contenido-latapi2.html
(2) Ídem.

*Doctor en Filosofía de la educación. Profesor emérito del Instituto Superior de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). mbazdres@iteso.mx

Comentarios
  • Graciela Bravo

    Efectivamente “cambiar la educación depende de educadores, maestros y familiares”, lo que está difícil es saber si la investigación educativa influye en la EDUCACIÓN, mi punto de vista basado en la experiencia de más de 15 años en la asesoría, es que estudiamos los docentes maestrías en educación, en la práctica docente y en investigación educativa y se siguen las mismas prácticas al interior del grupo y de la escuela y apostar a involucrar a las familias ya lo hicimos en la pandemia y solo trajo más rezago escolar. Estoy de acuerdisimo los avances en la educación tienen que ver en la conciencia de cada ser humano docente, de los presupuestos y partidas económicas al sueldo del maestro y a una dinámica administrativa efectiva, sin tanto papeleo y más acción en el aula, el maestro llega cansado de llenar tanto formato y no rinde igual frente a los alumnos.

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