Ajedrez: una opción educativa

 en Marco Antonio González

Marco Antonio González Villa*

Mis hijos forman parte del representativo de ajedrez de una de las facultades de la UNAM, por lo que he tenido la fortuna de acompañarlos a algunas competencias. Entre los miembros de su equipo hay un compañero originario de Venezuela y un día se me hizo fácil preguntarle cómo había surgido su interés por el ajedrez. Su respuesta me dejó sorprendido: en Venezuela se implementó un programa en el que se imparte ajedrez en las escuelas de nivel básico, como una materia más, buscando que los y las estudiantes se alejen de las calles y de la delincuencia. Me puse entonces a investigar sobre este punto y encontré que en este año el programa “el ajedrez va a las Escuelas” en Venezuela tiene el objetivo de promover este deporte además de, con una perspectiva pedagógica, buscar desarrollar habilidades y destrezas junto con procesos psicológicos como la atención, el razonamiento lógico, la inteligencia y el análisis.
Y la pregunta es inevitable ¿no podemos implementar algo así en México? Muchas veces hemos tendido a copiar, llamémosle extrapolar en un eufemismo, propuestas de otros países, ésta en particular me parece incluso necesaria. Evidentemente una de las excusas para no implementar esta medida residiría en argumentar que no hay recursos para pagar a un maestro de ajedrez, lo cual sería innecesario si alguien enseña y capacita a los y las docentes de un plantel: es difícil no encontrar al menos ajedrecista en una escuela.
¿Por qué sería una buena medida? El ajedrez brinda muchas posibilidades lúdicas y didácticas de desarrollo cognitivo y psicológico tal como lo plantea la propuesta venezolana, que trabajarían sobre tres problemáticas presentes en la comunidad estudiantil mexicana: 1) atención, precurrente básica del aprendizaje, proceso no presente en un porcentaje significativo de estudiantes; la práctica continua mejoraría su nivel de juego y, por necesidad del mismo juego, su atención. 2) dificultades para las matemáticas, lo cual se trabajaría automáticamente con el razonamiento lógico y el análisis; el ajedrez precisa de estrategia, así como, afortunadamente, un pensamiento matemático (numérico, espacial, probabilístico), por lo que el ejercicio y práctica continua fortalecería este tipo de inteligencia, y 3) pensamiento abstracto, derivado también del razonamiento lógico y el análisis, lo que impactaría de manera funcional y positiva en procesos madurativos cognitivos, favoreciendo, junto con otros factores obviamente, la construcción de un sentido y proyecto de vida de mayor alcance y profundidad, junto con la comprensión de conceptos abstractos como la ética; la planeación y la implementación de estrategias estarían aquí implícitas. Como podemos ver los beneficios se leen interesantes, la inversión sería mínima y la implementación sencilla. No tendría que haber objeciones o pretextos.
Juego de reyes, juego para inteligentes, dos categorías a las que ninguna madre, padre o estudiante, quiero creer, les diría que no. Espero no poner en jaque a una autoridad.

*Doctor en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. antonio.gonzalez@ired.unam.mx

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