¿Y quién se ocupa de la educación de adultos en este país?
Miguel Ángel Pérez Reynoso*
Como parte de la producción y difusión de los estados del conocimiento realizada por el COMIE de la década y presentado en el Congreso de Guanajuato (2013), los 16 títulos que integran la colección forman parte de una verdadera obra de sistematización en campos de conocimiento. Quiero referirme en esta ocasión al apartado “Educación con personas jóvenes y adultas” integrada en el volumen “Educación, desigualdad y alternativas de inclusión 2002-2011” coordinado por Bertha Salinas Amezcua (COMIE, 2013).
En el apartado en cuestión se reconoce el campo de la Educación con jóvenes y adultos como un campo en construcción que le da continuidad a los dos estados del conocimiento anteriores (1990 y 2000).
Los responsables de la elaboración de este trabajo reconocen que los ámbitos de intervención de la educación de adultos son tres: educación en instituciones públicas, privadas y sociales y las áreas de intervención son varias: educación básica, formación en y para el trabajo, educación para la participación social, la justicia y los derechos humanos, la educación comunitaria, la educación popular, etcétera. Una de las críticas más fuertes que se hacen a la educación de adultos en los marcos de los organismos gubernamentales, es la predominancia del modelo asistencialista en la regulación educativa, dicho modelo ha permitido perversiones como la manipulación y el condicionamiento político, la dependencia entre los sujetos educandos con los educadores y que los sujetos en formación estén casi siempre a la espera de lo que se les dé o les lleven los educadores.
Las problemáticas en el campo de la educación de adultos son de tres tipos:
a) A la ausencia de políticas públicas claras, pertinentes y con una visión para el mediano y largo plazo que sean capaces de enfrentar los problemas de mejor manera.
b) A la falta de una cultura de inclusión que le de reconocimiento y visibilidad a los adultos y especialmente a los llamados adultos mayores.
c) A la poca claridad en cuanto espacios y escenarios para la formación de educadores de adultos.
En dicho marco problemático, destaca el fracaso al enfrentar el rezago educativo en el sector de adultos que no han concluido el ciclo básico en educación, la falta de pertinencia en los contenidos escolares y su casi nula aplicabilidad a las necesidades de los adultos en su vida cotidiana, se suma a los problemas mencionados.
Los autores de dicho estado del conocimiento han hecho un especial reconocimiento a la Licenciatura en Intervención Educativa LIE de la UPN, concretamente a la línea de especialización de Educación de las Personas Jóvenes y Adultas (EPJA) y éste es el elemento más importante al que quiero referirme en esta ocasión, a la formación y generación de educadores de adultos, si bien las tendencias educativas a nivel internacional enfatizan cada vez más hacia la especialización, reconocen que requerimos educadores de adultos especializados si pero de igual manera profesionalizados cosa que no pasa en nuestro entorno inmediato. El INEA (Instituto Nacional de Educación de Adultos) es el organismo oficial encargado de la educación de los adultos en ámbitos y espacios no formales, si bien su modelo de atención es bueno, existe un fracaso en sus indicadores debido a la poca seriedad que se le ha dado a la educación de adultos en nuestro país.
A lo que se aspira es a visibilizar de mejor manera la importancia de la educación de adultos en nuestro país.
*Profesor-investigador de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Guadalajara. [email protected]