Visitar la FIL

 en Adriana Piedad

Adriana Piedad García Herrera*

Tras 37 años de la FIL, se ha definido una agenda que se extiende a todo tipo de público y cada vez más a espacios fuera de la Expo. Lunes, martes y miércoles por la mañana con un horario exclusivo para profesionales y, el tiempo restante, abierto al público. Ese horario es el establecido formalmente, pero hay un día y un horario en el que los grupos de estudiantes han tomado la FIL: los viernes por la mañana.
Desde la llegada al recinto se vislumbra un aparente caos de camiones y estudiantes bajando para acomodarse en formación. Los profesores organizando y dando instrucciones a grupos de estudiantes uniformados, imposible pasarlos por alto. Secundaria y bachillerato, casi se puede asegurar. Al ingreso se reúnen en el módulo de información y los profesores señalan a sus grupos que identifiquen bien esa área, porque será ahí en donde se verán nuevamente a la hora asignada.
Rompen filas y de nuevo se percibe un aparente caos, sin embargo, los grupos de amigos se van conformando y empiezan a dispersarse, este momento de libertad es casi el propósito de la visita, ir y ver lo que ellos decidan, con un plan, al azar o ambos. Se ven los grupos deambulando, y entonces se apropian del recinto, toman la FIL y la FIL los acoge, es un gran momento de encuentro.
Se les ve por todas partes: en el área internacional, en el área nacional, en el área del libro infantil y juvenil, en FIL niños, en los salones de eventos. Consultan el Plano de la exhibición y algunos lo portan en sus celulares y les sirve de guía. Algunos por gusto, otros por obligación, consultan el catálogo en búsqueda de autores seleccionados, o títulos sugeridos, muchos toman la foto a la pantalla y se dirigen a stand identificado.
Para la presentación y firma de libros hacen fila y comentan entre ellos el horario, saben quién estará y en muchos casos traen a la mano el ejemplar del libro que se va a presentar o algún otro del mismo autor o autora. Los más jóvenes corretean, pero en algún momento la FIL los atrapa, se detienen, exploran, leen, preguntan precios, y también compran. Las calles GG y HH, que corresponden al Salón del Cómic y la Novela Gráfica, se mantienen llenas y en constante movimiento, basta acercarse un poco por ahí para celebrar los espacios destinados a ellos y sus intereses de lectura.
Estos chavos leen, no leen lo mismo que los adultos, no tendrían por qué hacerlo, ellos tienen definidos sus intereses de lectura. Los que aún no leen o lo hacen poco, seguro que su visita a la FIL será una salida que recordarán con el tiempo y quizá quieran repetir el próximo año. Sean bienvenidas las escuelas y los grupos de jóvenes que inundan los viernes por la mañana la FIL.

*Doctora en educación. Docente-investigadora de la Benemérita y Centenaria Escuela Normal de Jalisco. adrianapiedad.garcia@bycenj.edu.mx

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