Visiones para transformar

 en Carlos Arturo

Carlos Arturo Espadas Interián*

El ser humano está diseñado para crecer, transformar, recrear y construir. Sus fuentes para ello se encuentran en la posibilidad de ver las cosas de formas distintas y a partir de ello imaginar formas diferentes no sólo de actuar en el mundo, sino de reconstruirlo. Ver desde otra perspectiva, con otros ojos, significa que hubo un punto en el que las cosas dejaron de percibirse como antes.
Cómo sucede eso, la respuestas podrían ser diversas; desde un conflicto cognitivo –para estar a tono con Piaget, por ejemplo–, hasta voltear a ver las cosas no tan buenas de la sociedad y desde ahí imaginar mundos mejores –según el marxismo–, y muchas otras cosas más.
Lo cierto es, que sin la capacidad de percibir, interpretar y concebir el mundo de formas distintas, es casi un hecho que no se podrán generar cosas diferentes o “nuevas”. Aquí radica uno de los nodos centrales de la educación: construir entramados formativos desde los cuales se pueda en principio, imaginar mundos diferentes, para posteriormente poder planificar, implementar y operar acciones de transformación que tiendan a concretar esas visiones de mundo.
El entramado que permita ello, debe considerar vías básicas:

1. Capacidad de auto-concebirse como generador de ideas, visiones y propuestas diferentes.
2. Soportar las visiones de mundo desde construcciones individuales-colectivas, independientemente de que el colectivo sea sincrónico o diacrónico; es decir, se pueden recuperar ideas de teóricos de otras civilizaciones y tiempos.
3. Considerar que toda producción humana, independientemente de la cultura, momento histórico e intencionalidad, es producto de una sola especie: la humana y por tanto, todo puede ser usado.
4. Buscar estrategias didácticas que permitan, primero comprender el mundo para posteriormente proceder a construir visiones diferentes de mundo.
5. Construir en conjunto una formación sólida en valores universales e individuales –diferenciados a partir de la posibilidad de cada estudiante– que permitan construir desde una visión social-individual, desde la lógica del beneficio y construcción de un mundo reflejo de esos valores.
6. Construir una visión de responsabilidad en función de impactos, repercusiones e influencias de las acciones que pudieran emprenderse.
7. Percibir que toda transformación puede iniciarse a partir de una sola persona, pero las acciones y logros, se concretan en colectivo.

Poder despertar en los estudiantes la posibilidad de transformar el mundo debe ir necesariamente aparejada con la percepción real de responsabilidad, compromiso y capacidad de identificar el impacto de sus acciones, sin esta actitud, se pueden correr riesgos sociales gigantescos. Es necesario transformar el mundo pero desde una lógica clarificada y sobre todo comprometidamente responsable con el conjunto de nuestra especie.

*Profesor–investigador de la Universidad Pedagógica Nacional Unidad 113 de León, Gto. cespadas1812@gmail.com

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