Vacaciones para crecer

 en Luis Rodolfo Morán

Luis Rodolfo Morán Quiroz*

“¡Por eso nos quedamos chaparras mis hermanas y yo!: porque mi mamá siempre nos levantaba muy temprano”, exclamó una amiga cuando se enteró que la glándula pituitaria (o hipófisis) produce la somatotropina, hormona que estimula el crecimiento de los niños mientras duermen. Según algunas fuentes, entre el 70 y el 80% de la producción de esta hormona se da durante el sueño, que debe ser de ocho horas de sueño reparador. Así, solemos notar los “estirones” que se dan los niños en edad escolar entre el día en que salen de vacaciones y el día en que regresan a clases. Afortunadamente esos días de asuento no sólo les darán oportunidades de más y mejores horas de sueño, sino de realizar actividades físicas, juegos, viajes, exploraciones y aventuras que no suelen tenerse en los días de rutina escolar.
De tal modo, las vacaciones ofrecen la oportunidad no sólo de crecimiento físico, sino también espiritual. De entre los tipos de cursos de verano a los que acuden muchos niños cuyos padres siguen trabajando durante las vacaciones escolares, habrá algunos que estimulen más la actividad física, otros la artística, otros el desarrollo intelectual. Y hay algunas organizaciones que promueven alguna combinación de los tres.
Entre las organizaciones que ofrecen cursos de verano se encuentran algunas escuelas de educación básica, algunas universidades, además de parques, galerías, ayuntamientos, instituciones de gobierno y empresas. Para una parte de esas organizaciones se trata de modificar algunas de sus rutinas y hacer más atractiva y abierta la oferta para niños de distintas edades que interactúan durante las actividades y en la producción de objetos o movimientos de maneras relativamente inéditas en los días de escuela: pintura, torneos deportivos, danza y práctica de idiomas en un tono festivo.
Los cursos de verano, ya sea porque los progenitores no tienen el tiempo o el dinero para salir de la ciudad habitual a realizar exploraciones en otros lugares, o ya sea porque la familia ve la oportunidad de visitar la propia ciudad y combinar las actividades vacacionales con cursos relativamente estructurados, ofrecen otra oportunidad de crecer que complementa la de dormir más horas. Y no tener la tensión de levantarse temprano, hacer tareas, ajustarse a horarios que, más que matutinos resultan muchas veces todavía “nocturnos”.
Por otra parte, hay personas que no logran desarrollar habilidades sociales por estar metidas en demasiadas presiones y exigencias de desarrollo intelectual. Por resolver problemas abstractos y científcos se ven alejadas de la posibilidad de plantearse situaciones de cooperación, interacción y diálogo. En ese sentido, los cursos de verano, por su ánimo más festivo y de esparcimiento ofrecen la posibilidad de no quedarse “chaparros” en la auto-estima, la interacción social, la capacidad de realizar decisiones propias y prácticas en las que se vean involucradas personas (niños y adultos) de muy diversos intereses, formaciones y habilidades.
¿Qué cursos o actividades realizarán tus hijos en estas vacaciones? ¿De qué manera participarás como docente o como progenitor(a) en estos espacios de esparcimiento y aprendizaje?

*Doctor en Ciencias Sociales. Profesor del Departamento de Sociología del CUCSH de la UdeG. rmoranq@gmail.com

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