Un problema que sin duda requiere atención

 en Alma Dzib Goodin

Alma Dzib Goodin*

Parece que se ha vuelto común que los menores sean señalados como niños con problemas, cuando no son autistas, tienen trastornos de atención o bien tienen problemas de aprendizaje. El tema ha llegado tan lejos que algunos hablan de una pandemia en el desarrollo infantil, mientras que otros se preguntan si no estamos sobre estimando los diagnósticos.
Los estudios epidemiológicos indican sin embargo, que muchos de esos diagnósticos, se basan solamente en la observación de los padres o de los maestros, lo cual crea un dilema interesante, pues se medica a niños que bajo protocolos médicos no deberían consumir fármacos ante una situación que no los requiere, llegando incluso a causar un daño real al cuerpo.
En lo personal mi diagnóstico favorito es el déficit de atención. Por ello le pido, estimado lector, que piense por un momento ¿qué es poner atención? Observando los criterios empleados, creo que implica la capacidad de mirar una pared durante 4 horas o más, pues si un menor se levanta y corre, o no presta atención a los padres o maestros, entonces sin duda alguna, presenta déficit de atención.
Pero eso sólo aplica a los niños, porque los padres pueden ignorar al resto del mundo, sentarse a comer mientras hablan con sus teléfonos inteligentes y cambian mil veces los canales de televisión, se levanta constantemente para ver lo que se dice en las redes sociales, o ignora los comentarios de otros, a eso se le llama “estar ocupado”.
La atención es un proceso evolutivo que compartimos con el resto de las especies que nos permite reconocer el entorno con fines de pervivencia.
Imagine por un momento que usted es una mariposa volando en busca de néctar para sobrevivir. Si no presta atención al entorno, puede tropezarse con un predador o bien volar durante horas sin encontrar comida. ¡Si, supongo que piensa usted que soy una insensata comparando a la especie superior con un insecto con cerebro pequeño!
Entonces alguien tiene que explicarme el porque las personas cruzan la calle poniendo atención a una pantalla, sin fijarse en las personas que se encuentran a su alrededor, incluso poniendo su vida en peligro ante los autos. A eso yo le llamo no poner atención, usted quizá le llame modernidad.
El diagnóstico del déficit de atención debe realizarse con protocolos médicos serios y no solamente a costa de observaciones artificiales y sin duda debe analizarse la relación que los padres mantienen con los niños, pues quizá los niños sólo están imitando el modelo.

*Directora del Learning & Neuro-Development Research Center, USA. alma@almadzib.com

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