Todos aprendemos de todos

 en Verónica Vázquez

Verónica Vázquez Escalante*

Es realmente impactante escuchar a un niño/a de 3 o 4 años responder, “inteligentemente”, a alguna situación utilizando las mismas palabras que alguna vez uno le dijo para que acate y entienda que está haciendo algo bueno o malo. Generalmente decimos que, si hizo algo bien, lo animamos, lo motivamos para que siga haciéndolo bien. Si hizo algo malo, bueno pues, se le dice de igual manera para que no lo vuelva a hacer.
Al pasar el tiempo y ellos reviran la indicación, definitivamente queda comprobado que hubo un aprendizaje; por lo que queda probado que todos aprendemos de todos, los niños de los adultos y viceversa. Son infinitas las fuentes que nos brindan enseñanzas, que nos impiden cometer nuevamente algún error o que nos alumbran el camino a seguir para evitar no cometer faltas o incluso, prevenirnos de hacer algo mal.
Bajo esta lógica, se comprende que no todo mundo tenemos todos los medios ni todo aprendido, sino que observamos, platicamos, preguntamos y así, se estructuran ideas que permiten construir conocimientos para alcanzar algún fin. Cuando tenemos la prueba clara de que alguna persona dijo –con toda la intención y conocimiento de causa “algo” impropio– también se crea un aprendizaje. Entonces, puede decidirse ser igual de vulgar y corriente o sirve para ubicarse y decidir no ser así.
Es difícil entender que, aunque todos aprendemos de todos, también tenemos valoraciones personales, nuestros propios principios y la educación que se ha adquirido de casa. Quienes tuvimos la oportunidad de crecer en un ambiente cuidado y respetuoso; sabemos decidir qué aceptar y qué rechazar, por lo tanto, las evidencias de aquellos que centran sus discursos en tonos corrientes y groseros, simplemente están hablando de lo que han vivido y no han tenido la capacidad de superar.
La educación no puede ser disimulada, la buena cuna se muestra por sí sola y evidentemente también se aprende a rechazar de quien no se quiere aprender. La personalidad es etiquetada por uno mismo, poéticamente se dice que: “…uno es el arquitecto de su propio destino”, pedagógicamente se dice que surge el currículum oculto; y moralmente se sabe que: “De la abundancia del corazón habla la boca”.
Como sujetos inmersos en una sociedad, es imperante tener presente que la cordura es la capacidad de pensar, de obrar con buen juicio y ser prudentes; obviamente que, al carecer de cordura social, pues se da muestra de lo que carga en el “interior” del sujeto falto de este valor.
Al estar seguros de que todos aprendemos de todos, actuemos como queremos que sea el reflejo, que no sea sólo un discurso del “deber ser”.

*Doctora en Ciencias de la Educación. Profesora de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad 145 Zapopan. veve30@hotmail.com

Comentarios
  • José Isabel Mauricio Vargas

    “Lo interior es lo exterior” Emmanuel Kant. Lo que internamente somos, es lo que reflejamos externamente. Afortunadamente tenemos todo un Universo de personitas, personas y personotas que mucho nos retroalimentan. ?

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