Tiempos libres en la docencia

 en Carlos Arturo

Carlos Arturo Espadas Interián*

Los espacios libres son fundamentales en la docencia cuando se perciben como posibilidades creativas. Es en esa conceptualización desde donde pueden significar espacios creativos para construir y recrearse como docente y ser humano a la par de la escuela y comunidad desde donde se trabaja.
La docencia necesita muchos espacios libres, si para liberar tensiones, si para muchas cosas, pero lo más importante es: que cada docente pueda idear formas distintas de realizar su trabajo.
Estos espacios necesitan una condición para ser posible: el espacio institucional para realizarlos. Donde el espacio es algo más que un lugar, momento, circunstancia… trasciende para incrustarse en las políticas educativas y conceptualización de los componentes esenciales de la docencia en los centros educativos.
Por ejemplo: los proyectos educativos que se diseñan en las escuelas, podrían tener elementos constitutivos que vayan más allá de la docencia misma, tal y como actualmente se entiende. Implica la recuperación del profesor desde una visión comunitaria, que históricamente ha existido en nuestro país.
La Nueva Escuela Mexicana (NEM), pretende restituir al magisterio la dimensión comunitaria vía el co-diseño, sin embargo, la dimensión comunitaria al rescatarse desde el aula se limita en posibilidades operativas que van desde los recursos –en su sentido amplio- hasta los impactos.
Las escuelas necesitan recursos de todo tipo, entre ellos humanos; por ejemplo, en cada centro escolar la necesidad de contar con un perfil pedagógico, ciencias de la educación o educador –diferente a la Licenciatura en Preescolar–, que tenga dentro de sus funciones apoyar en el diseño, organización y ejecución de esos proyectos de los que se habla en el presente artículo.
A la par, cada centro escolar debería contar con recursos temporales-humanos, vinculación entre el perfil profesoral y el tiempo de contratación del profesorado. Los contratos y, por ende, el salario, deberían significar la posibilidad para que el profesorado cubra todas sus necesidades, entre ellas la adquisición de equipos, pago de capacitaciones –el profesorado debería elegir qué estudiar en su formación continua a partir de sus intereses y necesidades, por ejemplo–. El profesorado no debería esperar limosnas para ver quién le regala un ordenador, por ejemplo.
Recurso económico para detonar en la comunidad programas específicos que nazcan de la detección de necesidades y aspiraciones de las comunidades hasta las propias percibidas por los centros escolares y que son de índole cultural, académico, artístico… y que únicamente la escuela puede detonar en comunidades que han sido limitadas por las dinámicas culturales y civilizatorias.
Los elementos mencionados irían conformando una estructura de soporte para la creatividad del profesorado. Sin esa estructura, la creatividad quedaría desligada de las escuelas y de realizarse, significarían esfuerzos descomunales del profesorado que tendría que ver cómo hacerle. Necesario es decir que, existen profesoras y profesores que realizan esfuerzos titánicos para llevar a cabo proyectos de diversa índole, sin embargo, hacerlo tiene un precio muy alto.

*Profesor–investigador de la Universidad Pedagógica Nacional Unidad 113 de León, Gto. cespadas1812@gmail.com

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