Tiempo escolar y reparto de asignaturas

 en Enric Prats Gil

Enric Prats*

Eurydice, la red europea de información en materia educativa, acaba de publicar su informe anual del presente curso relativo al reparto del tiempo escolar de las asignaturas obligatorias. En la consideración de obligatorias, se incluyen aquellas materias que deben ser estudiadas por todos los alumnos y alumnas, a excepción de los alumnos con necesidades educativas especiales, pero se excluyen las optativas que deben escoger los alumnos sobre un conjunto dado y, por supuesto, todas aquellas que son libre configuración de las opciones personales, como la religión o la moral, o incluso algunas de carácter artístico o deportivo no obligatorias. La definición no es sencilla porque la variabilidad de currículos a lo largo de Europa es enorme.
Cabe destacar un dato interesante. El número anual de horas oscila de 600 ó 650, como en Serbia o Bulgaria, hasta las más de 900, en Dinamarca, Irlanda, Francia, Italia, Holanda y Gales, o cerca de 900, como España o Bélgica. En Finlandia, que suele tomarse como referencia educativa para muchos temas, los alumnos hacen una media de 700 horas anuales en toda la escolaridad obligatoria. La media significa que en los primeros cursos suelen asistir durante menos horas que en los cursos avanzados, pero además es posible que en una localidad cumplan un horario distinto a la vecina, debido a la conocida autonomía local en materia educativa.
Esa flexibilidad no se da en España o Francia, donde los horarios suelen estar dispuestos de manera centralizada o regionalizada, pero sin autonomía local de ningún tipo. En el caso de España, los alumnos de primaria, de 6 a 12 años de edad, tienen un cumplimiento de cerca de 800 horas anuales, por 1.110 horas de los alumnos de secundaria básica, de 12 a 16 años de edad. En Italia, en cambio, durante todos los cursos de la obligatoria, de 6 a 16 años de edad, los alumnos deben cumplir unas 900 horas anuales.
Lo más interesante en estos estudios es la fluctuación de horas en el reparto por asignaturas. Así, normalmente la lengua materna u oficial suele ocupar una parte importante de ese pastel, que junto con las matemáticas, las ciencias y la lengua extranjera, copan entre el 50% y el 60% del tiempo total. En Francia y Croacia, ese porcentaje se eleva al 70%, mientras que en Dinamarca, Chipre e Islandia se sitúa debajo del 50%. En Malta, la asignatura que goza de más tiempo es la matemática, con algo más del 20% en primaria y del 14% en secundaria básica.
Por supuesto, el aprendizaje de lenguas extranjeras tiene una presencia importante durante la educación secundaria en todos los países europeos, aunque su implantación en la primaria no se rige por el mismo patrón. Así, mientras que en España el aprendizaje del inglés es obligatorio desde los primeros cursos de la primaria y alcanza hasta cerca de un 10% del tiempo total, en Finlandia no ocurre lo mismo, y se relega su entrada en la educación hasta más adelante ocupando tan solo un 5% del currículo total.
Estas fluctuaciones dan que pensar acerca de una hipotética operación de armonización de la educación básica a escala europea. En este sentido, la dificultad principal no radicaría tanto en el número anual total de horas o en el reparto tan desigual de las asignaturas, sino en algo tan fundamental como la diversidad de focos de decisión en este asunto. Como se podrá observar, los modelos centralizados, bastante alejados de la realidad escolar, suelen organizar los tiempos escolares a tenor de lo que aconsejan los especialistas de cada área; en cambio, los modelos de proximidad, donde las decisiones se toman en el nivel más cercano a las aulas, sea en el mismo centro educativo o en la corporación local, el reparto de las horas sigue criterios de índole estrictamente pedagógica.
Me cuenta un amigo, profesor y director de una escuela en Finlandia, que una investigación llevada a cabo en una escuela de prácticas, vinculada a la Universidad de Helsinki, ha concluido en un estudio que es mejor hacer educación física más veces y durante menos tiempo: a partir de la constatación de que la condición física de los jóvenes no es adecuada para hacer clases de una hora y media, algunas escuelas han decidido realizar clases de 45 minutos pero más veces a la semana.
Seguramente, lo adecuado es mirar más hacia las posibilidades e intereses de los interesados y menos en lo que establezcan disposiciones centralizadas, que no se sabe a qué responden.

*Profesor de Pedagogía Internacional, Universidad de Barcelona. enricprats@ub.edu

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