Solidaridad contra xenofobia

 en Rubén Zatarain

Rubén Zatarain Mendoza*

Uno de los valores importantes que ha marcado el proyecto educativo de muchas generaciones en México, ha sido el de la solidaridad internacional, así lo hace explícito el Artículo Tercero constitucional.
El Artículo Tercero constitucional, un texto de más de un siglo y que sobrevive en lo sustantivo, a pesar del manoseo y ligereza con la que se han emprendido sus reformas plantea, entre otras finalidades, una educación formadora de valores universales como la solidaridad.
¿Qué cuentas rinde la institución escolar en ese asunto de formar al ciudadano solidario?
La educación de la infancia y de la etapa adolescente tiene en este valor uno de sus pilares, este es el tipo de mexicano que idealmente se educa en las instituciones públicas y privadas en todos los niveles educativos.
En la reforma reciente al Artículo Tercero aprobada con un mes de retraso por razones de desencuentro político entre algunos actores, la nota mediática y el punto de discusión fue lo relativo a la evaluación punitiva emprendida por el peñismo y los derechos laborales de los maestros. La evaluación de cuño modernista permanece para los ascensos y la incorporación a las nuevas plazas, mientras se dice que el derecho laboral prescrito en el Artículo 123 apartado B será también respetado. Ojalá las leyes reglamentarias disipen dudas y pulan algunas aristas.
A pesar de que se garantiza que los resultados de la evaluación no estarán alineados a la permanencia en el servicio y de que se derogan las leyes que crearon el Instituto Nacional de Evaluación Educativa y la Ley del Servicio Profesional Docente, que tanto torcieron la moral del profesorado.
Suprimir tan nefastas instituciones es un logro y se cumple una promesa de campaña del poder ejecutivo actual. Pese a ello hay grupos insatisfechos, los más visibles fueron los diputados del Partido Acción Nacional y algunos diputados morenistas afines a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. En una democracia la unanimidad es indeseable y viene bien en el debate de ideas pensar diferente.
El texto constitucional seguirá siendo objeto de debate en las cámaras y en los círculos de quienes formamos parte del magisterio, por las implicaciones será también objeto de analistas y de la sociedad toda. Retomaremos el punto en otro momento.
Por ahora enfoco el texto, la reflexión tiene que ver con el tema de la educación para la solidaridad internacional, principio que no es novedad y que se integra a la idea de una educación para la paz, hoy que la violencia tiene muchos rostros. Hoy que en la escuela queda claro que hay que formar contra toda forma de violencia.
El tema no es menor una vez que se ha incrementado el sentir xenofóbico de la sociedad mexicana ante la irrupción masiva de inmigrantes provenientes de la frontera sur.
Emergen y se incuban imaginarios colectivos de amenaza acicateados a veces por líderes antiinmigrantes como el actual presidente de los Estados Unidos de Norteamérica y por el tratamiento de las notas periodísticas que en lo general no ven objetivamente ni con buenos ojos este fenómeno.
El muro, las relaciones con Estados Unidos, la contención de los inmigrantes son retos diplomáticos de alta envergadura.
Parte de los argumentos que se esgrimen son la pérdida de soberanía nacional y las amenazas a las personas y los bienes materiales.
El Fenómeno ya es parte de la cotidianidad de las poblaciones por donde cruzan las vías ferroviarias, urbes grandes como la Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey, ciudades fronterizas como Tijuana, Nogales, San Luis Río Colorado, Ciudad Juárez, Matamoros, o ciudades medias internas como Tuxtla Gutiérrez, Puebla, Veracruz, Villahermosa, Hermosillo, Tepic, Mazatlán y Durango, entre otras, tienen en su paisaje de geografía humana y cultural la presencia permanente de inmigrantes en cada uno de su cruceros y lugares de comercio y esparcimiento públicos.
Aunque hay razones humanitarias y de solidaridad en el corazón de muchas personas de la ciudadanía, de las organizaciones no gubernamentales y albergues, el altruismo colectivo muestra ya síntomas de agotamiento.
Este agotamiento e información parcial es propicio para suscitar actitudes de xenofobia.
El problema de la inmigración ilegal desborda instituciones y marco legal, propicia también un margen de intervención y lucro de grupos delincuenciales.
El costo social y económico es amplio y supera cualquier tipo de previsión.
Nuestro país tradicional expulsor de jóvenes hacia el país del Norte, ahora se ve ante el dilema humanitario de apoyar o expulsar a los inmigrantes provenientes de países como Honduras, Guatemala, El Salvador, Nicaragua y otras latitudes.
El odio al otro por ser catalogado como extranjero no es la alternativa de solución.
Rechazar desde el imaginario de que son indeseables porque compiten por el escaso empleo tampoco lo es.
El problema debe ser abordado internacionalmente y las propuestas se han de resolver de manera integral, se deben garantizar los derechos humanos primordiales.
Desde el trazo de los estados nacionales en el siglo XIX y el reparto sucesivo entre las potencias del mundo como partes de un pastel, nos ha hecho mucho daño el nacionalismo obtuso.
El esclavismo, la dominación colonial de América y África, dos guerras mundiales y una guerra fría que mantuvo el mundo en vilo, deberían ser lección suficiente.
Cítense los absurdos de exclusión y dominación que implican los casos del racismo ario de los nazis, el racismo contra los negros, contra los amarillos de Asia, contra todos los grupos indígenas.
También ha hecho bastante daño la justificación de la explotación por razones racistas, cítese el caso de la guerra entre los estados del Norte y el Sur en los Estados Unidos de 1861 a 1865 o el caso del apartheid en la Sudáfrica antes de Mandela.
En México líderes como Solalinde han trabajado arduamente a favor de los derechos de los migrantes.
También han aparecido voces antiinmigrantes como el regiomontano Gilberto Lozano Presidente del Congreso Nacional Ciudadano, afortunadamente con reconocimiento limitado como líder serio, aunque afirma que representa dos millones de personas.
Educar para la paz, que bueno que aparezca como parte del sentido formativo del texto del Artículo Tercero constitucional de la cuarta transformación, ya dedicaremos algunas líneas en específico sobre el tema.
Educar para la solidaridad internacional parte de una profunda capacidad pedagógica que forme en pensamiento y práctica sobre el sentido de pertenencia a la comunidad humana, más allá de filiaciones nacionalistas cuyas banderas dividen, cuyas fronteras son las nuevas fortalezas medievales para cuidarnos de aquellos catalogados en estado de barbarie.
La identidad nacional debería ser parte de un sentido de formación histórica que nos enorgullezca, pero que también sea agradecida con los bienes culturales que forman parte del capital científico tecnológico de toda la civilización humana.
Hace falta camino por avanzar en la formación del hombre y la mujer solidarios.
Las actitudes xenófobas en crecimiento así lo manifiestan.
La globalización y la hiper tecnologización de las relaciones comunicativas han deshumanizado, han individualizado, nos han hecho propensos a excluir al otro.
El estado de las relaciones de producción debe hacernos girar la mirada hacia el sur y encontrarnos frente al espejo de las necesidades materiales y de sobrevivencia comunes.
Bolívar y Martí estaban claros en ello desde el Siglo XIX.
Nuestras propias miserias producidas por un sistema de explotación centrado en la acumulación económica no puede cosificarnos del todo y apropiarse de los valores que nos han configurado.
La viabilidad de las comunidades humanas está en riesgo.
Latinoamérica es pobreza y necesidad de independencia, a ella pertenecemos.
México comparte con sus hermanos de Centroamérica un destino común, o se transforman las condiciones de todos y cerramos filas por un auténtico desarrollo o el desplazamiento de personas será irrefrenable.

*Doctor en educación. Supervisor de Educación Secundaria del sistema federalizado. ruben-zatarain@supervisores.sej.gob.mx

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