Ser maestro, sentirse maestro, solidarizarse con los maestros, ir contra los maestros

 en Jaime Navarro Saras

Jaime Navarro Saras*

Hay días, sobre todo cuando se está de vacaciones, en que las ideas fluyen más lento que la poesía, un tanto por el relajamiento y otro porque la vida en estos días camina paso a pasito, además que la reflexión sobre la esencia de la vida está más a flor de piel que la crítica a la realidad social.
Muchas veces me he preguntado por qué los maestros que llegan a ocupar un espacio de mando, ya bien sea como directivos o supervisores de escuela, incluso como funcionarios de la SEP, SEJ o el SNTE, de pronto se olvidan de dónde provienen, les da una especie de Alzheimer y dejan de lado sus días en la escuela Normal y sus inicios como profesores en las escuelas, incluso muchos de ellos intentan ocultarlo quitándose el mote de docentes, maestros, mentores, profesores… y prefieren que se les llame licenciados, maestros (por la maestría), doctores, ingenieros y títulos similares.
La realidad de los maestros de a pie (como dijera nuestro querido y recordado amigo Gildardo Meda), dista de aquella en que se mueven los funcionarios de educación, estos últimos en lugar de tomar el papel de líderes y referentes para llevar por un buen camino el trabajo de los profesores en las escuelas, se transforman en auténticos capataces autoritarios muy similares a los de las viejas haciendas porfiristas.
Es increíble de cómo algunos personajes que pasaron por las aulas como profesores y sabedores de las necesidades salariales y profesionales del magisterio hacen muy poco para que se mejoren las condiciones.
En estos días Aurelio Nuño, ya como coordinador de la campaña de José Antonio Meade Kuribreña, ha intentado entrar en un debate con Andrés Manuel López Obrador (sin que éste lo pele), dónde lo pone como enemigo de la reforma educativa y lo acusa de buscar el voto corporativo de la CNTE, asegurando, incluso, que un gran mérito de su reforma es que acabó con el voto corporativo del SNTE, nada más absurdo y falso, se sabe perfectamente que Juan Díaz de la Torre y su liderazgo han jugado en la cancha de Nuño y Peña Nieto más como cómplices que como representante de los profesores.
El SNTE no son todos los maestros y menos todos los votos que se suman al PANAL, si así fuera este partido tendría votos suficientes para estar en segundo o tercer lugar de cada votación, a lo sumo los únicos votos y apoyo que contabilizan son los de los dirigentes de las secciones estatales, de uno que otro allegado, algún familiar, el presupuesto destinado a ello y no más.
En Jalisco muchos creímos que con la llegada a la SEJ de un profesor egresado de una escuela Normal (Francisco Ayón), las condiciones iban a mejorar para los profesores y no fue así, porque a pesar de ser hijo de profesores, tener plazas iniciales como profesor, haber sido parte de la Sección 47 del SNTE y caminar entre profesores, nunca fue un maestro, tampoco se sintió maestro y no hubo solidaridad con los maestros, sino todo lo contrario, siempre fue en contra de ellos y, como dijeran en mi rancho: no me ayudes compadre, mejor déjame como estoy.
Para 2018 se va a requerir que los maestros saquen a relucir su liderazgo, asumir su rol, ser más solidarios con la población y participar activamente en el proceso electoral, porque ya hemos visto que con actitudes pasivas no van a ninguna parte, los únicos que pueden hablar y representarlos son ellos mismos, ningún partido o fuerza política da suficientes garantías que les puedan mejorar sus condiciones, con reforma o sin ella.
Ser y sentirse maestro es algo que solo lo pueden evidenciar los maestros, quienes dicen representarlos y solo valerse de ellos para beneficiarse personalmente están lejos de serlo. Cuántos representantes, directivos, dirigentes y funcionarios realmente se han quemado las pestañas y han sido profesores de verdad, si así hubiese sido otra actitud tendrían al dirigirlos y representarlos.

*Editor de la Revista Educ@rnos. jaimenavs@hotmail.com

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