Se fue y lo vamos a extrañar

 en Adriana Piedad

Adriana Piedad García Herrera*

Llegué al proceso de admisión para la generación 1992 de la Maestría en Ciencias con Especialidad en Investigaciones Educativas en el DIE, y en la entrevista conocí a Eduardo Weiss. Platicamos acerca de la educación primaria, la investigación y la formación de maestros, sus preguntas agudas y su estilo relajado hicieron de una entrevista de selección un diálogo fluido de puntos de vista y perspectivas de trabajo futuro.
Trabajé con él durante la maestría y dirigió mi tesis sobre los usos de los libros de texto. Con él aprendí la disciplina en el trabajo de investigación. Cada martes por la tarde teníamos una reunión de asesoría en la que se tenían que entregar los avances semanales por escrito, en diversas ocasiones intenté, sin éxito, que esos encuentros fueran quincenales, pero él siempre me respondía que no, porque, decía: “lo que haces en una semana, entonces lo vas a hacer en dos”.
Las sesiones de asesoría siempre fueron una oportunidad para aprender. Venían a cuenta múltiples temas y él me decía: “yo no sé de eso, pero…”, y entonces yo recibía cátedra de un especialista. Era exigente con su propio conocimiento, quizá por eso se decía generalista.
Siempre dirigió la elaboración de la tesis respetando mis propias formas de construcción; seguro tenía su propio interés en el tema, pero jamás impuso ninguna línea de análisis ni construcción del dato. Identificó rápidamente cuál era la postura desde la que yo observaba los usos de los libros de texto, de tal forma que orientó la mirada teórica desde la didáctica. Con él volví a leer a Comenio y a Herbart, aunque siendo realistas fue cuando realmente los leí.
El día del examen de grado yo ya vivía nuevamente en Guadalajara y amablemente ofreció su casa para compartir un caballito de tequila con el pequeño grupo que asistió al festejo. Cuando por alguna razón iba yo al DIE procuraba saludarlo, no siempre tenía la suerte de encontrarlo. En algunos eventos académicos nos volvíamos a ver y me saludaba y platicaba conmigo como si nos hubiéramos visto el día anterior.
El pasado 15 de febrero murió Eduardo Weiss. Por supuesto que voy a extrañar al doctor, al académico, al asesor, al tutor, pero sobre todo voy a extrañar al entrañable ser humano que tuve el privilegio de conocer por allá en 1992.

*Doctora en educación. Catedrática de la Benemérita y Centenaria Escuela Normal de Jalisco. adrianapiedad.garcia@bycenj.edu.mx

Comentarios
  • Lorena Ramírez Sánchez

    Qué pena y la mentable su muerte. Deja una gran obra en el apartado de jóvenes y escuela o educación media. En más de alguna ocasión tuve el privilegio de entrevistarle.De admirable vocación y trabajo.Descanse en paz.

  • Adolfo Acosta

    Efectivamente Adriana Piedad, muy de acuerdo en que a una persona como comentas que era el Dr., definitivamente se le extraña. DEP el Dr. Weiss, y se queda para siempre todo aquello que él facilitó a las personas que tuvieron la oportunidad de convivir con él.

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