Ritual

 In Rodolfo Morán Quiroz

Luis Rodolfo Morán Quiroz*

 

Los aficionados al futbol pronto verán varios de esos rituales previos y posteriores a los juegos del campeonato mundial. Dos equipos saldrán a la cancha, se pondrán en fila y se escucharán los himnos nacionales de uno y otro. Habrá saludos de manos, decisión de qué porción de la cancha defenderán en cada mitad del juego y comenzarán a patear el balón, además de las oportunidades que puedan aprovechar durante todo el partido para también patear, empujar, obstaculizar, burlar y superar a los jugadores del equipo contrario. Ya después del partido habrá otros rituales para reconocer o cuestionar el resultado final y habrá intercambio de camisetas o zafarranchos entre jugadores y, si se dan las condiciones, también entre los aficionados de uno y otro equipo. Hay ocasiones en que, además, se añade el ritual de premiar a los equipos ganadores y se les entrega una enorme copa que no sirve para beber, o unas medallas que no se usan como decoración en los pechos de los destinatarios. En una entrega de medallas, al final de un campeonato, el presidente 45 y 47 de Estados Unidos se embolsó una de ellas, un gesto que ha sido muy debatido, pues seguramente él no participó en los juegos y hay quien asegura que se la robó, mientras otros afirman que el presidente de la Federación se la regaló expresamente (https://www.mundodeportivo.com/us/futbol/20250716/726326/donald-trump-motivo-sospechas-hizo-medalla-mundial-clubes.html).

Recientemente nos enteramos de que dos contrincantes de distintos partidos políticos, junto con sus correligionarios, cantaron el himno nacional y luego se lanzaron insultos, manotazos, amagos de golpes y algunos zapes y patadas. Lo notable es que esperaron a realizar primero el ritual del himno que los une en una identidad nacional, antes de darse los tacos y taconazos que expresaron un conflicto que es parte de su desunión más amplia en cuanto al rumbo que debe seguir la política y el grupo que ha de llevar el timón y administrar los recursos de la nación (https://www.youtube.com/watch?v=f7rhE44heyE).

A lo largo del día realizamos una serie de rituales que muestran a los demás nuestras intenciones pacíficas: en la calle saludamos (deseando salud) a personas desconocidas o a nuestros vecinos, con quienes lo único que intercambiamos cotidianamente son nuestros deseos de que transcurra un buen día, tarde o noche. Ante la falta de esos rituales, nos pondremos alertas y sospecharemos que esas personas están dispuestas a hacernos daño o a adueñarse de alguno de los objetos que portamos o con los que nos transportamos.

En muchas escuelas de nuestro país son comunes los rituales, al menos una vez a la semana, dirigidos a rendir homenaje a los símbolos patrios; en otras más, hay quienes inician sus actividades o las marcan en algún momento del día con alguna plegaria a sus divinidades, sus héroes o sus ideales. Ya dentro de las aulas, se realizan rituales como el saludo mutuo entre docentes y estudiantes, las filas ordenadas para ocupar lugares en las sillas o mesabancos, el llamado de lista, las posturas respetuosas ante la interpelación de las figuras de autoridad. Los rituales son una representación, una escenificación en la que se recrea una relación. Hacia dónde se dirige la mirada, quién tiene el rol de dirigir la secuencia de acciones, quién debe hablar y quién debe callar. Quién debe cantar y qué se debe entonar. Qué se debe decir y qué se debe responder. Qué objetos se utilizan o se lucen y quién puede tocarlos o cómo debe mostrarse respeto y en qué momentos presentarlos y cuándo retirarlos. El ambiente sonoro y la iluminación, la forma de vestir y lo que debe llevarse en la cabeza, en las manos o en los pies son parte del ritual y seguramente habrá quien será premiado o sancionado por la postura, la oportunidad, la sincronización, el tono, el rigor, la seriedad, la pulcritud.

La realización de los rituales, sea que tomen horas, minutos o segundos, se prolongará a lo largo de los días de la semana, de los meses y de los años y décadas. Habrá personas interesadas en añadir elementos y menciones de hazañas pasadas y proyectos futuros, mientras algunas más se mostrarán interesadas en conservar los elementos con los que se ha nutrido la realización del ritual a lo largo del tiempo que lleva de existencia. En su libro The Invention of Tradition (1983), los historiadores británicos Eric Hobsbawm y Terence Ranger proponen que algunas de las tradiciones asociadas a rituales, en realidad, fueron inventadas recientemente y quienes las promueven desean recalcar que se trata de prácticas de muchos años atrás que se han actualizado o rescatado. En días recientes fue ensalzada y criticada la presidente de México por mencionar, en el “grito de independencia” del 15 de septiembre, el nombre de soltera de doña Josefa (en realidad, María de la Natividad Josefa Crescencia Ortiz Téllez-Girón), en vez de recordarla como “de Domínguez”, por ser la esposa de Miguel Domínguez, quien era quien realmente tenía el cargo de “corregidor”. La función de quien ocupaba ese cargo era supervisar que se acataran las disposiciones de reyes y virreyes y que se realizaran cabalmente las obras públicas y eclesiásticas, además de promover la buena realización del comercio y de la justicia. Para dirimir las diferencias de opinión entre quienes se entusiasmaron por la modificación del nombre de la esposa del corregidor y quienes se indignaron por los añadidos, resulta que el rito del grito tiene ya rato regulado en cuanto al trato que se le ha de dar a la hora de gritar (https://www.eluniversalpuebla.com.mx/estado/estas-son-las-reglas-basicas-para-dar-el-grito-de-independencia-sin-errores/). Muchos de nosotros hemos sido testigos de que algunos gobernantes, federales, estatales o municipales e incluso escolares o barriales asumen la prerrogativa de vociferar algunos nombres de personajes o ideales que ni siquiera habrían estado en la lista de invocaciones del cura Miguel Hidalgo en la lejana madrugada del 15 al 16 de septiembre de 1810 en el poblado de Dolores. Como hemos visto en este septiembre de 2025, hubo quien cambió el adjetivo de “heroico” del pueblo de México por el de “erótico”, así que resulta peccata minuta que la presidente aluda por su nombre de soltera a quien conocíamos sólo como la esposa de un alto funcionario colonial del siglo XIX (https://www.youtube.com/watch?v=O48RT0FCIwc) (en vez de hacerlo con el apellido de un actor televisivo del siglo XX, como hizo un funcionario no muy funcional (https://notus.com.mx/viva-josefa-ortiz-de-pinedo-alcalde-de-jaral-del-progreso/).

En algunos rituales en el ámbito religioso hemos escuchado quejas similares: determinado cura mete sus ideas y altera lo que muchos de los congregados consideran el ritual correcto. Algunos otros ven con alivio que se omitan determinadas partes del ritual semanal y prefieren asistir a los servicios religiosos “rapiditos”, de la misma manera que hay quien ve con simpatía que determinados directivos o docentes recorten los rituales de inicio de semana en la escuela, de ciclo lectivo, de jornada o de graduación y los limiten a su mínima expresión. Hay ocasiones en que los rituales escolares se tiñen de distintos matices, como han mostrado Citlali Rodríguez de la Torre y Cristina Gutiérrez Zúñiga (http://calas.lat/sites/default/files/2303_conocimientos6_v04.pdf) en un texto sobre “La religión en las escuelas públicas” (mexicanas). En un contexto de laicidad en la educación, es frecuente que se realicen rituales de corte religioso como parte de los rituales de corte cívico en las escuelas. No es de extrañar que a veces se mencione a “san Benito Juárez”, amalgamando al santo patrono de Europa y de la vida monacal (san Benito Abad, originario de Nursia, en Umbría, hoy Italia; 480-547) con el presidente indígena de Oaxaca (1806-1872) que atravesó en su infancia por la lucha de independencia respecto a España y a quien se asocia con la guerra de reforma que recientemente se ha etiquetado como “la segunda transformación” (entre 1857 y 1861).

Sea que se reformen, se transformen, evolucionen o se revolucionen, los rituales son rechazados por algunos, tolerados por los de allá, promovidos por los de acá; se les desea más arraigados e intensificados por ciertos grupos o se les quiere abreviados o abrogados por quienes expresan otros intereses y defienden otras versiones del transcurrir local y nacional. Como parte de las luchas simbólicas, asociadas a las luchas materiales del pasado, del presente y del futuro, están sujetos a las reconsideraciones de las narrativas históricas y a los límites de las identidades personales, grupales, partidistas, religiosas y hasta pedagógicas.

 

*Doctor en Ciencias Sociales. Profesor del Departamento de Sociología de la Universidad de Guadalajara. rmoranq@gmail.com

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