¿Qué está pasando en Jalisco? Sorpresa, muertes, indignación y resistencia social
Miguel Ángel Pérez Reynoso*
Las imágenes son claras, no dejan ningún espacio a la duda; para algunos son imágenes que sorprenden, para muchos otros ya es una costumbre. En el rancho Izaguirre, municipio de Teuchitlán en el estado de Jalisco, el 5 de marzo hubo una serie de hallazgos macabros y escalofriantes. Las mafias delictivas y, como muchos analistas lo suponen, en complicidad con las autoridades de gobierno de las tres esferas: federales, estatales y municipales, que fueron ociosas e indiferentes; tenían su campo de entrenamiento, también de exterminio y ajusticiamiento.
Aparecen en el lugar prendas de vestir, 400 pares de zapatos, restos de cuerpos; las escenas son dantescas y la autoridad se dice sorprendida, que no sabía nada. Hubo una marcha convocada por los colectivos buscadores: 400 veladoras por 400 pares de zapatos. Gritan los asistentes: “Lo sabía, lo sabía, Alfaro sí sabía”. Se refieren al exgobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, que sí sabía del lugar y sabía lo que ahí sucedía; por lo tanto, si así fuere, es cómplice por omisión.
Lo paradójico de la historia es que no fueron policías o autoridades de ninguna demarcación de gobierno; los que dieron cuenta del hallazgo fueron madres y padres que han empeñado su trabajo para buscar. De esta manera, el colectivo “Guerreros Buscadores”, a través de llamadas anónimas, se hace presente para que, a través de acercarse al sitio en cuestión, poder denunciar lo que ahí se ha encontrado. Indira Navarro, líder del colectivo, ha dado cuenta de estos hallazgos con tres hornos clandestinos, utilizados para incinerar 400 pares de zapatos, una carta de despedida e infinidad de prendas.
¿De qué se trata? Hay infinidad de preguntas que no tienen respuesta. Ya en su columna del periódico digital SinEmbargo, Pedro Mellado daba cuenta del perfil del exgobernador de Jalisco, Enrique Alfaro: ha sido una persona que nunca reconocía absolutamente nada; se aferraba a una idea y no lo podían mover de ahí. Es fácil pensar que él sabía algo o mucho de la existencia de este lugar, que servía como sitio estratégico del grupo criminal, que lleva incluso el nombre de estado.
Estos hechos no deben quedar impunes; es obvio pensar que algunos integrantes del actual gobierno local están muy nerviosos y cómo no, de ahí vienen todos los que actualmente gobiernan Jalisco. El hecho de que Jalisco tenga 15 mil personas desaparecidas sin aclarar, y que las autoridades sigan siendo omisas, dejando la iniciativa a los colectivos y a las madres buscadoras, son ellos y ellas que, de manera artesanal, sin aparatos sofisticados y sin asesoría técnica, se han dedicado desde hace años a generar hallazgos importantes como el que de aquí se habla.
Estos acontecimientos deben servir para delimitar las funciones de los órganos de gobierno, debido a que el gobierno de Jalisco carece de legitimidad moral y de credibilidad ante la ciudadanía. Como una vez decían los intelectuales estadounidenses refiriéndose a su gobierno, pero igual aquí pasa lo mismo: “Que se vayan todos, ya no los queremos aquí”, “Que se vayan sí, que se vayan por omisos e ineficientes”.
Y un reconocimiento a los colectivos y a las madres buscadoras. Sin ellas y ellos, la tendencia del problema seguiría creciendo.
*Doctor en Educación. Profesor-investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. [email protected]