Proyecto formativo Primavera

 en Rubén Zatarain

Rubén Zatarain Mendoza*

El inicio del proceso de experimentación formal y la educabilidad de la observación como habilidad de pensamiento se encuentra en la educación preescolar y en los dos primeros grados de educación primaria.
Nada más científico y nada más literario que la preparación y la subsecuente germinación de una semilla en el algodón húmedo, por esas niños y niños que movilizan actitud y capacidad de sorprenderse.
Qué prometedora la escuela y la educadora o educador que visiona la formación de los pequeños científicos, los hábiles observadores, en aquellos niños y niñas.
Sus manos, los saberes previos, los frascos o platos, las hipótesis iniciales.
El frijolito o grano de maíz que ha sido encargado como tarea ya se encuentra en los bolsillos de los pequeños.
La maestra ha traído algunos para dotar a aquellos que como siempre lo han olvidado.
Las regaderas manuales metálicas o de plástico lucen en las mesas de trabajo, el acomodo del algodón, la semilla en las manos, el oído atento para atender las instrucciones, la interacción verbal festiva.
Imaginar el lejano o presente día aquel, la escuela en materia de formación del pensamiento científico no envejece; los focos múltiples donde seguramente devino el fenómeno, el acto de sembrar, el descubrimiento de la agricultura como epistemología genética de la especie humana.
El salto cualitativo de la recolección y la cacería a la agricultura, las semillas, las plantas y la vida que palpita en niños y objeto de conocimiento.
El ojo de la mujer indagadora, el primer insight de observación del fenómeno, la mano de la mujer como sembradora y garante del cuidado y crecimiento de los primeros brotes, la relación con la semilla del fruto o la vaina, el momento en la espiral de cruce del puente del nomadismo al sedentarismo.
Especie humana, el campo, las plantas domesticadas, los educandos, el aula y escuela.
Las proyecciones de personalidad de orden y método en aquellas nacientes biografías escolares por escribirse.
Los creadores de la primavera controlada 2024 ya se encuentran frente a sus mesas de trabajo y frente a los frisos que su maestra ha aprendido a elaborar desde la educación normal.
La reinita de la primavera como Ceres es simbólica en el aula donde se aprende democracia como en una república en micro.
El nacimiento de la semilla, el tallo que emerge tierno, blanco y débil, las primeras dos hojas de la planta de frijol, la punta aguzada del maíz que emerge gótica como bella durmiente de su sueño entre algodones húmedos.
Los ojos infantiles curiosos y sorprendidos, el torneo de los primeros nacimientos, la carrera de la germinación que modela la primera lección de paciencia y esperanza, la mano educadora en los hombros infantiles que tranquiliza a los impacientes, los pequeños hombros aún sin cargas de los niños sembradores de pie en su “larga” espera.
Cuanto de primavera hay sintetizada en los nacientes brotes, cuanto de primavera en potencia hay en aquellos pequeños científicos sembradores.
Freinet y la escuela moderna, su visión de escuela para la vida, su visión de ciencia para pensar y reflexionar sobre los fenómenos de la naturaleza; la heurística como base de una ciencia pedagógica que a veces se olvida en los laberínticos planes y programas, la cotidianidad y sus absurdos perfiles de egreso de formación ideal de recursos humanos.
De la plantita nueva dada a luz de sol que el niño cual partero ha sido partícipe; del frasco o plato al jardín de la escuela, a la alameda de su ciudad o a los campos y parcelas extendidos de su comunidad.
Los vestidos de primavera que primero lucen de verde y después lucen su arcoiris de colores. El ojo infantil por formar para entender las múltiples manifestaciones de la naturaleza.
El jardín, el florero o la maceta de casa, el árbol de enfrente. La madre amorosa y sus amadas plantas. La madre en los hogares urbanos que reproduce en cada metro de pasto sus saberes de aquellos días de vida en el medio rural, la madre del medio rural que riega sus árboles frutales y hortalizas y que ahora colecciona semillas a petición de sus niños y niñas en formación escolar.
La primavera y sus ricos significados.
La visión literaria, sus poemas y cuentos.
La visión científica, las distintas maneras como viven y se adaptan a sus ciclos las plantas y animales.
El tiempo, el calendario, la primavera sin deshielo en nuestro contexto, la primavera y su estiaje, el valor extensivo de la conservación del agua como parte de un proyecto formativo.
La sequía, sin agua no hay dulce primavera, sin conciencia de su valor la sustentabilidad de las próximas generaciones estará en riesgo.
Las páginas por abrir en el necesario estudio de la primavera como objeto de conocimiento.
Las páginas por leer y por escribirse con ese sugerente tema para pulir competencia lectora y habilidad de redacción de textos.
La luz del sol, el agua, la semilla y la mano del hombre, la sinergia de componentes que juegan en lo que para algunos es la única cultura que vale la pena: hacer agricultura.
Las aportaciones del arte de cultivar la tierra y venerar las deidades en las primeras nociones teológicas en las civilizaciones sobre los márgenes del Tigris y el Eufrates, sobre el Nilo, sobre los ríos Hoang Ho y Yang Tse Kiang, sobre los ríos Indo y Ganges.
La producción de granos y el desarrollo de las primeras civilizaciones, la propiedad privada y la guerra.
El niño y su encuentro con la ciencia a través de esa pequeña acción experimental, como otras.
Vivir el experimento, observar, registrar, interactuar y comunicar hallazgos. El acto del aprendizaje más allá de la palabra dicha.
La epistemología genética del desarrollo cognitivo, a manera de eterno retorno vuelve generacionalmente en cada ciclo, grado o estación.
Planificar, asesorar, orientar, acompañar, asistir, estimular, cuidar, regular. El acto de la enseñanza como planta para cuidar. Atento y observador, dispuesto y estimulante.
El proyecto de enseñanza aprendizaje sincronizado con el evento de la primavera, la enseñanza en la vida, la expansión de la mirada del escolar y del docente.
El comportamiento y manifestación de las plantas, la observación y su registro.
El comportamiento y manifestación del mundo animal cercano. La observación de los ciclos reproductivos de los insectos voladores y rastreros; de las aves, como las golondrinas o los colibríes.
El cambio del comportamiento a veces imperceptible de los animales domésticos. La primavera y su lenguaje en las relaciones humanas, el comportamiento de niños, niñas, adolescentes y jóvenes.
El cambio y el crecimiento, el salto cualitativo de intereses y necesidades, lo subterráneo de los intereses afectivos y emocionales en cada primavera.

*Doctor en educación. Profesor normalista de educación básica. zatarainr@hotmail.com

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