Principios que orientan la evaluación del Servicio Profesional Docente

 en Benita Camacho Buenrostro

Benita Camacho Buenrostro*

En el artículo anterior abordé de manera general los aspectos que el INEE ha considerado necesarios para operar el proceso de evaluación del Servicio Profesional Docente (SPD). En esta ocasión quiero retomar los principios que el Instituto ha definido como orientadores de la evaluación en nuestro país: la mejora educativa, la equidad, la justicia, la diversidad y la participación.
La mejora educativa se define como el propósito y principio fundamental de la evaluación educativa, y en concordancia se espera que este proceso aporte elementos para entender y atender las causas que han generado los resultados del Sistema Educativo Nacional. Por lo anterior, esperaríamos que las instituciones y los sistemas fueran evaluados a la par que los docentes, pero ello no se señala en el documento.
Un segundo principio es la equidad, lo que implica que la evaluación debe considerar el contexto en que se realiza el proceso educativo y, se espera que los resultados orienten la toma de decisiones a fin de abatir la desigualdad de nuestro entorno social. Si bien no se especifica puntualmente, esperamos que la evaluación considere no sólo las condiciones geográficas, sino también la situación de los recursos humanos, materiales y de equipamiento de las instituciones en que los docentes realizan su tarea, además de tender a propiciar la equidad desde su aplicación misma.
El tercer principio se refiere a una evaluación justa que respete los derechos de los individuos, enfatizando que las evaluaciones deben ser objetivas, imparciales, transparentes y pertinentes, para evitar con ello decisiones que trasciendan los propósitos para los que fueron diseñadas. En relación con ello, es conveniente que la evaluación sea diagnóstica y permita al docente conocer sus áreas de mejora y al Estado brindar las opciones de formación para superar los resultados.
Reconocer, valorar y atender la diversidad constituye el cuarto principio, ya que los sujetos del sistema educativo, particularmente de la escuela, son diversos entre sí, lo que debe ser comprendido y respetado, tanto para orientar como para interpretar lo que se evalúa. Esperemos que así sea.
Finalmente, un quinto principio, aborda la participación de todos los sujetos implicados en este proceso. Es importante que los docentes mantengan una actitud de participación activa y contribuyan a informar a la sociedad, ya que muchas veces ésta es orientada por actores que responden a intereses ajenos a la mejora educativa, como es el caso de algunos medios de comunicación.
Cómo se expresará lo anterior en los mecanismos e instrumentos de evaluación, aún no se conoce; los docentes deben estar atentos a ello, pues en el ejercicio de su autonomía deben vigilar que estos principios se cumplan a cabalidad y no se conviertan en mera retórica, que justifique ante organismos internacionales la aplicación de una evaluación desfasada de la realidad del contexto mexicano.

*Profesora-investigadora del Sistema Virtual de la Universidad de Guadalajara. bcamacho@cencar.udg.mx

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