Poscovid no será igual II

 en Miguel Bazdresch Parada

Miguel Bazdresch Parada*

En la entrega anterior anotamos dos aprendizajes de la oferta de educación a distancia vía digital o vía televisión digital y abierta, dada la decisión del cierre de las escuelas. El primero: no todos los maestros dominaban las formas de la educación a distancia. Y el segundo: no todos los estudiantes tenían las condiciones, personales y familiares, para utilizar y aprovechar la educación a distancia. Dos antecedentes son claros hoy: La inexistencia práctica de la formación en educación a distancia como un área obligatoria en la educación Normal. Y, nos damos cuenta del retraso en el desarrollo nacional que ha dejado a más de la mitad de la población carente del acceso a la digitalización.
Además, se hizo evidente la dificultad de los padres, madres y familiares para atender las demandas de acompañamiento de niños y niñas en el proceso educativo digital. Es difícil para muchas familias participar en el proceso educativo de sus hijos de manera simultánea a la oferta vía digital. No son menores las consecuencias de esta realidad.
Una vez sucedido lo antes mencionado es imposible no pensar en el imperativo de fuertes modificaciones a la política educativa del país. La formación de docentes no puede seguir de espaldas a la cultura digital en general y a la educación digital en concreto. Más allá de las restricciones sanitarias los docentes en formación han de dominar los aportes educativos, pedagógicos y didácticos de los medios digitales, ser capaces de aplicarlos en su trabajo profesional y para hacer vivir a los estudiantes los elementos propios de la cultura digital. Si no se hace tendremos un enorme déficit cultural en la educación básica.
No es una cuestión fácil y barata. Implica cambios sustanciales y un proceso de varios años y presupuesto suficiente. No es una mera cuestión de “capacitación” de los docentes en servicio para memorizar tres o cuatro prácticas. Es un cambio de cultura docente y pedagógica pues la cultura digital es otra cultura. Este cambio, desde hace rato lo esperan muchos niños y niñas ya expuestos, de manera natural a los elementos de la cultura digital.
Tampoco es una cuestión de sustituir lo de hoy por lo nuevo. Es cuestión de construir un nuevo imaginario pedagógico de la docencia en educación básica, coherente con los niños y niñas actuales, y su correspondiente imaginario en la formación de docentes. Es una renovación de la estructura de la educación básica nacional, al tiempo que el gobierno se hace cargo de construir la infraestructura necesaria para hacer llegar a todos los rincones del país la disponibilidad de los medios digitales. Así habremos aprovechado las lecciones y los aprendizajes de la pandemia.

*Doctor en Filosofía de la educación. Profesor emérito del Instituto Superior de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). [email protected]

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