Por una acción emergente en materia de gestion educativa

 en Rubén Zatarain

Rubén Zatarain Mendoza*

En la coyuntura de cambio político que vivió la sociedad jalisciense, de la que emana el actual gobierno, el tema educativo fue uno de los temas recurrentes de campaña; transcurren los días y crece la expectativa de concreción de acciones.
El sistema educativo opera inercialmente con la energía de la buena voluntad de sus trabajadores.
Hay un proyecto en ciernes al que se le denomina recrear la educación a través de las comunidades de aprendizaje y se afirma en corrillos que ya está legitimado.
Hay problemas de pagos, promesas de retomar las construcciones detenidas, silencios sobre la asignación de vacantes docentes y directivas de las últimas jubilaciones, etcétera.
Hay un encuentro del gobernador con los líderes estatales y el líder nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.
Hay dos temas de intervención mediática sobre el que se abren investigaciones, se dice: la red de venta de plazas y el sobreprecio en los equipos de robomatica.
Hay una participación visible de los funcionarios de la Secretaría de Educación Jalisco al lado de Alfaro en la visita de Andrés Manuel López Obrador el pasado 09 de marzo, que culmina en un abrazo entre los dos punteros de las votaciones del 2018 en Jalisco, que anuncia (si es auténtico el abrazo) una coexistencia pacífica para bien de la gobernabilidad en el estado.
Trabajar y perdonar, darle vuelta de página a los rencores, dejar de hacer politiquería juvenil, es saludable, es hacer política de altura de miras.
Coexistir y trabajar juntos en los niveles estatal y nacional es necesario, la planeación y el programa del sector educativo es imperativa.
Hacer política de altura y cultivar el federalismo educativo es la opción.
En el batidillo entre el pasado reformista y el presente-futuro contrarreformista sin ideas fuerza y estrategia, se necesitan asentar las aguas y caminar ya.
La sociedad esperaba cambios más rápidos, estos llegan a cuentagotas y sobre temas accesorios. Son más de tres meses de gestión y aún no se percibe el salto cualitativo necesario que haga la diferencia entre la SEJ panista 1994-2012, la SEJ priista 2012-2018, y la SEJ de Movimiento Ciudadano.
Hay muchas respuestas y soluciones que se le demandaron al equipo ayonista quien terminó de manera inercial y no importaquista para los otros, su administración gris y autoritaria.
Hay muchas soluciones que se le demandan a la administración del sector educativo desde el pasado 6 de diciembre de 2018.
Hay muchos asuntos que incomprensiblemente esperan en los escritorios.
Tampoco se comprende el inmovilismo, la finta, la excesiva cautela.
El tiempo transcurre. El 18 de marzo se cumplen 100 días de gobierno estatal. La agenda educativa, de justicia y de salud, etcétera. Exigen Movimiento, la ciudadanía espera, la ciudadanía desespera.
Es tiempo de materializar acciones de gobierno y transitar y acortar la brecha que separa el dicho del hecho; mientras se planea y se construye hay que resolver, hay necesidad de un plan de acción emergente; el tiempo no se detiene, los problemas heredados siguen ahí en la espera, hay una percepción cada vez mayor de que los problemas nuevos no se atienden y se hacen viejos.
Hay necesidad de un plan emergente, de dividir las falanges para atender lo urgente y lo acumulado, para distinguir el plan de la ejecución.
Como acto de humildad socrática de la administración se ve bien acudir a voces profesionales, se ve bien consultar, usar los medios digitales para tal fin, asumir que el colectivo que trabaja en el sector tiene saberes y experiencias valiosas, para sustentar la necesidad de construir y escribir la propuesta educativa del actual gobierno estatal.
Queremos ver integradas opiniones y necesidades sentidas.
Queremos luces sobre la visión humanista, si el centro es la persona, si el centro es el alumno, también el centro ha de ser el profesor.
Si la visión es el humanismo queremos saber, sobre el concepto institucional del mismo y percatarnos de que este vaya más allá de frases tomistas retóricas como la del bien común en un estado donde sólo hay “bien” común de la pobreza, la inseguridad, el desempleo y las inequidades.
Queremos luces sobre la propuesta de regionalización, sobre el blindaje presupuestal para asuntos torales como la calidad con equidad, queremos simplificación administrativa y gobierno cercano a la gente que escuche, que de voz, pero que también resuelva, que tenga capacidad ejecutiva.
El tiempo del diagnóstico se ha alargado. Hay una administración del pasado inmediato responsable de muchos de los desaciertos incluyendo la venta de plazas y las licitaciones sospechosas en la construcción de aulas y escuelas e insumos materiales.
Nadie propone nada alternativo a la cortina de humo reformista en materia de formación docente, a la deformación suscitada en tiempos de golpeteo emocional del profesor y a la pseudoconcreción de cursillos y diplomados para pasar exámenes de ingreso, promoción y permanencia al servicio docente.
Nadie sustituye las propuestas insostenibles que aún sobreviven para indoctrinar sobre un modelo educativo inviable sembrado en perversa alianza entre servicio profesional docente y formación continua en el sexenio anterior.
Nadie audita los procesos realizados del 2013-2108 ni atiende las necesidades de formación de la generación de neodirectivos que hereda la sospechosa evaluación que se implementó en la ruidosa, mediática y violenta reforma educativa nuñista-ayonista.
Nadie cuestiona porque se dieron casos de jefes de sector y supervisores que llegaron con apenas dos años de servicio y brincando la escalera escalafonaria arribaron desde su función como docentes, nadie actuó para aplicar la evaluación de ratificación a los nuevos jefes de sector y supervisores.
Necesitamos integrar lo valioso del pasado con lo valioso del presente para caminar firmes a un futuro de mejor pronóstico. Así como la gestión de la administración educativa pasada, que operó con un visible desprecio por la cultura educativa federal, entre los tomadores de decisiones de hoy opera un craso error táctico, hay un desdén por los directivos que llegaron antes de la reforma y empoderan en equipos técnico pedagógicos y en tareas de capacitación y actualización a directivos, asesores técnico pedagógicos y docentes surgidos de las pruebas instrumentadas por INEE-CENEVAL.
Necesitamos integrar y dejar de competir generacionalmente, dejar de cuestionarnos sin sentido claro y sin fruto.
Menuda devaluación de la necesidad de formar de manera permanente a los docentes de educación básica.
Menuda manera de debilitar la gobernabilidad y el liderazgo académico del sistema, triste manera de condicionar la mejora e imposibilitar la construcción de propuesta.
Menudo momento histórico de involución de la academia que generó esa generación de directivos, supervisores y jefes de sector recitadores acríticos de modelos educativos insostenibles en los contextos de la educación pública jalisciense.
El tiempo de los reacomodos se ha alargado también. Las filias de campaña, el amiguismo, el reciclaje de equipos, ideas y personas se ha convertido en desencanto, en riesgo de naufragio de una barca que aún no tiene claro el puerto al que hay que navegar.
En el primer corte de los 100 días de gobierno estatal es tiempo de rendir cuentas y de encontrarse de cara con los electores con los primeros frutos.
Mientras se concilia ese pasado inercial con ese presente y futuro en el misterio de la indefinición, hay imprescindibles para bordar un proyecto educativo estatal incluyente, humanista y de cara al futuro.
Ya tendremos oportunidad de proponer.

*Doctor en educación. Supervisor de Educación Secundaria del sistema federalizado. ruben-zatarain@supervisores.sej.gob.mx

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