Por la generación de las narrativas del encierro y del aislamiento
Miguel Ángel Pérez Reynoso*
La tarea educativa se torna más valiosa cuando tenemos un recurso que nos permita recuperar lo que se hace, cuando contamos, escribimos o narramos todo aquello que se hace cotidianamente dentro de las escuelas en el aula de clase; en cada vivencia, cada palabra y que más adelante habrá distintas perspectivas sobre un mismo acontecimiento a partir de la mirada del docente, de los niños y niñas, del libro de texto, de la reforma educativa, dichas perspectivas se fusionan en la práctica o en las acciones que se realizan como parte de la tarea de educar.
Hoy con el aislamiento preventivo como una medida obligatoria, producto de la pandemia del COVID–19, las narrativas se generan desde casa y abren un horizonte de reflexión y que es mucho más amplio, debido a que no se reduce a los muros de la escuela y a la tarea escolar. Es necesario lograr que los sujetos (docentes y estudiantes) sean capaces de platicar, escribir y contar; cómo les está yendo en esta experiencia inédita, de qué manera han enfrentado las distintas situaciones vinculadas con la escuela y con la vida misma y cuáles son los elementos considerados gratificantes, en contraparte a todos aquellos que no lo han sido tanto.
Las narrativas que se generan con esta serie de experiencias, no se reducen al rescate pedagógica de las mismas, es necesario abrir la perspectiva e implicar el factor humano y el socioemocional, en esta misma situación de aislamiento se ven de manera más cruda las situaciones ligadas con la pobreza y la carencia material y los entornos ligados con las violencias y otros riesgos sociales que se han recrudecido en esta coyuntura que no termina.
Es necesario conocer cómo nos está yendo bajo este clima de aislamiento, cómo se ha enfrentado el clima de adversidad, etcétera; pero para lograrlo se requieren algunos recursos que nos acerque a los sujetos y la visión que han construido de esta experiencia que nunca antes se había vivido. ¿Cómo generar un banco de narrativas que nos permita acercarnos a este objeto de estudio nunca antes explorado?, ¿cercarnos a conocer cómo piensan los sujetos acerca de la situación dentro de la cual se encuentran sumidos ineludiblemente?
En el terreno de las narrativas hemos tenido acceso a una sola voz, la voz de los poderosos y los que se creen dueños exclusivos de la palabra, los otros sujetos, los que estamos en una posición subalterna, también tenemos cosas qué decir y cosas qué contar, también nuestra palabra vale. Requerimos obligar a los sujetos del poder, que las escuchen y las entiendan.
La generación de narrativas es una tarea sobradamente justificada, se trata de contar cómo nos esta yendo en el contexto de la pandemia.
Sería bueno y deseable que la SEP en el ámbito federal y la SEJ en lo local, abrieran un espacio desde las plataformas públicas que administran para generar, recuperar y hacer visibles y públicas las diferentas narrativas a partir de una pregunta disparadora.
De igual manera, y en relación a los sujetos educativos, ¿cómo le están haciendo para vivir y enfrenar las condiciones que se desprenden de la pandemia en su proceso de formación educativa y en el trabajo escolar?
*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. [email protected]